En la República Dominicana, el proceso de incineración de drogas se lleva a cabo cada jueves al aire libre, en el Campamento Militar 16 de Agosto en el municipio de Pedro Brand. A pesar de que existe una ley que regula estas prácticas y busca proteger el medio ambiente y la salud pública, en la práctica no se cumplen con los estándares de protección ambiental necesarios. La quema de drogas se realiza aplicando gasolina a las sustancias y quemándolas juntas, sin una adecuada protección para las personas presentes.

En otros países como Estados Unidos, Colombia y Perú, la quema de drogas se realiza en incineradores especializados cerrados, que cumplen con las regulaciones ambientales y garantizan un menor impacto en el medio ambiente y mayor seguridad para las personas involucradas. Sin embargo, en República Dominicana, la implementación de normativas ambientales es menos rigurosa, lo que resulta en prácticas que no cumplen con los estándares de protección ambiental requeridos.

La incineración de sustancias ilícitas puede liberar compuestos tóxicos perjudiciales para la salud de quienes participan en la quema y para las comunidades circundantes. Los neumólogos advierten que la inhalación de humo y productos químicos durante este proceso aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, especialmente en pacientes con enfermedades pulmonares crónicas. Recomiendan el uso de mascarillas adecuadas y la implementación de medidas de protección durante la incineración.

En cuanto a la incineración inadecuada de drogas, se liberan contaminantes tóxicos como partículas finas y compuestos orgánicos volátiles, que pueden ser perjudiciales para la salud a corto y largo plazo. Expertos en neumología recomiendan que las autoridades sanitarias realicen evaluaciones de riesgo para medir los impactos de estas prácticas en la salud de las personas. Es necesario utilizar incineradores certificados, controlar la temperatura durante el proceso y asegurar una adecuada protección para quienes participan en la quema de drogas.

Los impactos en la salud de la comunidad circundante también son evidentes, con residentes que reportan problemas respiratorios y molestias causadas por la exposición al humo de la incineración. Los residentes cercanos al Campamento Militar han expresado su preocupación por los efectos negativos en su salud, incluyendo problemas respiratorios recurrentes. Los comunitarios instan a las autoridades a tomar medidas para controlar la incineración de drogas y proteger la salud de la población.

Por último, un ambientalista enfatiza que la quema de productos químicos que puedan generar sustancias tóxicas no debe realizarse al aire libre. Destaca la importancia de controlar la temperatura durante el proceso y asegurar que se tomen medidas preventivas cuando se identifiquen riesgos para la salud. Es fundamental garantizar que las prácticas de incineración de drogas cumplan con los estándares ambientales y de salud pública para proteger a la población y al medio ambiente.

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