El mercado Modelo, construido durante la dictadura de Trujillo, se encuentra ubicado en la avenida Mella y fue levantado en 1942 por el arquitecto Henry Gazón Bona. A pesar de haber surgido en un período de oscuridad política, en la actualidad, se ve envuelto en una oscuridad diferente: la superstición y la brujería. Su estructura se encuentra desgastada y necesita una remodelación, pero aún así sigue siendo un centro de comercio en el Distrito Nacional. Aquí, se pueden encontrar una amplia variedad de productos, desde ropa y comida, hasta pinturas y plantas, pero también productos de dudosa eficacia que caen en un vacío entre el catolicismo y la brujería.
El mercado Modelo se ha llenado de colonias, líquidos y supuestos brujos que prometen enamorar, hacerte rico o tener buena suerte. También hay curanderos que dicen sanar distintas enfermedades. Esta situación se ve influenciada por la presencia del llamado "pequeño Haití" en la zona. En los pasillos del mercado, se pueden encontrar productos supersticiosos y curanderos dispuestos a leer el futuro a cambio de unos pesos. La presencia de la brujería y la superstición es palpable, convirtiendo este espacio en un lugar mágico y oscuro a la vez.
Los pasillos del mercado Modelo son estrechos y oscuros, con filtraciones de agua de lluvia que mojan los suelos. En este entorno, aparece Rodolfo, un curandero que promete leer el futuro a cambio de unos pesos. La pequeña estancia en la que realiza sus lecturas está decorada con un altar lleno de velas, pero la lluvia se cuela por los agujeros de las paredes, mostrando la precaria situación de este espacio. A pesar de ello, la promesa de descubrir el futuro a través de la lectura de las cartas atrae a aquellos que buscan respuestas en la superstición y la brujería.
El mercado Modelo de Santo Domingo esconde unos pasillos laberínticos en los que uno puede perderse entre creencias poco fiables y curanderos que prometen leer tu futuro. La influencia de las tradiciones africanas y haitianas se hace evidente en este espacio, donde se mezclan la magia, la superstición y la brujería. A pesar de la estructura desgastada del mercado, sigue siendo un lugar de comercio importante en la ciudad, donde se pueden encontrar todo tipo de productos, desde los más comunes hasta los más insólitos, relacionados con la superstición y la brujería.
En el mercado Modelo, la presencia de productos supersticiosos y curanderos es evidente, creando un ambiente misterioso y oscuro. La mezcla entre el comercio tradicional y la oferta de artículos relacionados con la brujería y la superstición refleja una realidad de contrastes en la sociedad dominicana. A pesar de la necesidad de una remodelación y modernización del mercado, su historia y su importancia como centro de comercio han prevalecido a lo largo de los años, manteniéndose como un lugar emblemático en Santo Domingo.