Los ríos Ozama e Isabela en Santo Domingo, República Dominicana, llevan muchos años contaminados. La acumulación de plástico en sus aguas produce un fuerte olor y los convierte en el segundo vertedero más grande de la capital. Este problema ambiental persiste a pesar de los esfuerzos de varios gobiernos por resolverlo. Mientras en otros países los ríos son lugares de descanso y recreación, en República Dominicana enfrentan graves problemas de contaminación. Diario Libre realizó un recorrido por estos ríos para documentar la situación y las medidas tomadas para abordar este problema.
Estos ríos rodean barrios como Las Cañitas, Capotillo, La Zurza y Arroyo Hondo, donde la basura se acumula en grandes cantidades. Las orillas, que deberían ser verdes y naturales, están invadidas por plástico y desechos. Botellas, bolsas, juguetes y cartones flotan a la deriva en las aguas, formando una línea blanca de suciedad que se desplaza hacia el mar con cada lluvia. Esta contaminación no solo afecta al medio ambiente, sino también a la salud de las personas que viven cerca de estos ríos y deben convivir con el mal olor y la suciedad constantemente.
A lo largo de los años, diferentes gobiernos han intentado abordar este problema. Sin embargo, la contaminación persiste y afecta a miles de personas que viven en las cercanías de los ríos. El Fideicomiso DO Sostenible invirtió 35 millones de pesos en la instalación de biobardas, estructuras flotantes diseñadas para atrapar los plásticos que flotan en el río y luego retirarlos. A pesar de estas medidas, el problema de contaminación no se ha resuelto por completo y se necesita una acción más integral para limpiar los ríos Ozama e Isabela.
Las iniciativas actuales se centran en la extracción de basura del río y la instalación de barreras para detener su flujo. Sin embargo, es fundamental involucrar a la comunidad en la prevención de la acumulación de desechos en las orillas de los ríos. Es necesario concienciar a la población sobre la importancia de mantener limpios los entornos naturales y evitar arrojar basura en las cañadas que desembocan en los ríos. Solo con la colaboración de todos se podrá lograr una solución permanente a este grave problema ambiental en la capital de República Dominicana.
Se espera que las autoridades continúen trabajando en la limpieza y preservación de los ríos Ozama e Isabela, así como en la educación ambiental de la población para prevenir futuras acumulaciones de basura. La contaminación de estos ríos representa un desafío significativo para el país y requiere un enfoque integral que combine la acción gubernamental con el compromiso ciudadano. Solo de esta manera se podrá garantizar la salud de los ecosistemas acuáticos y el bienestar de las comunidades que dependen de estos recursos naturales.