El Gobierno de Venezuela respondió a las críticas del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, calificándolo de "charlatán" y exhortando al país norteamericano a ocuparse de sus propios problemas en lugar de interferir en los asuntos internos de Venezuela. Maduro fue proclamado presidente reelecto en las elecciones pasadas, pero la oposición liderada por González Urrutia afirma que hubo manipulación en los resultados y represión contra manifestantes pacíficos.
Según el Gobierno venezolano, la política de Washington basada en la doctrina Monroe y su conducta neocolonial son las raíces del apoyo a los grupos fascistas que intentan desestabilizar al país. Se acusa a Estados Unidos de complicidad con los violentos extremistas de ultraderecha que buscan dañar la institucionalidad venezolana a través de la manipulación mediática, el uso de mercenarios y tentativas de magnicidios. El Ejecutivo chavista asegura que estas acciones son contrarrestadas mediante la democracia revolucionaria.
El Gobierno de Maduro insta a Estados Unidos a dejar de intervenir en los asuntos internos de Venezuela y a respetar la voluntad y votos de los venezolanos. Por su parte, Blinken expresó su preocupación por la falta de respeto a la voluntad del pueblo venezolano, denunciando la represión contra manifestantes y la emisión de una orden de arresto contra González Urrutia. El secretario de Estado afirma que Maduro está intentando negar el derecho del pueblo a determinar su propio futuro y fortalecer su control del poder.
A pesar de que el Consejo Nacional Electoral proclamó a Maduro como presidente reelecto, la mayor coalición antichavista dirigida por González Urrutia sigue cuestionando los resultados y considerándose a sí misma como la verdadera ganadora de las elecciones. La situación política en Venezuela sigue siendo tensa y la comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos, mostrando preocupación por la falta de respeto a los derechos democráticos y la escalada de violencia en el país.
El enfrentamiento entre el Gobierno de Venezuela y Estados Unidos se intensifica a medida que ambos países continúan intercambiando acusaciones y críticas. Mientras tanto, la situación económica y social en Venezuela sigue siendo precaria, con una crisis humanitaria en curso y un éxodo masivo de ciudadanos que buscan mejores condiciones de vida en otros países. La comunidad internacional busca una solución negociada y pacífica para la crisis en Venezuela, pero las diferencias ideológicas y políticas entre las partes dificultan la búsqueda de un acuerdo.
En medio de la polarización política y las tensiones internacionales, la población venezolana sigue sufriendo las consecuencias de la crisis, con escasez de alimentos, medicinas y servicios básicos. Mientras tanto, el Gobierno de Maduro y la oposición siguen sin llegar a un acuerdo para resolver los problemas del país, lo que agrava la crisis humanitaria y la inestabilidad política. Es necesario un diálogo inclusivo y transparente entre todas las partes involucradas para encontrar una solución sostenible y pacífica a la crisis en Venezuela.