Un avión con 61 personas a bordo se estrelló en la ciudad brasileña de Vinhedo, en el estado de São Paulo, en un accidente en el que no hubo sobrevivientes. El aparato, perteneciente a la aerolínea Voepass, cayó en una zona residencial, girando sobre sí mismo hasta estrellarse en una zona de vegetación dentro de un condominio. No hubo víctimas en tierra debido a que el avión cayó en una zona vacía dentro de la urbanización de alto nivel económico Recanto Florido. El avión, un bimotor ATR-72-500, se dirigía de Cascavel a São Paulo y se accidentó a unos 80 kilómetros de su destino, el aeropuerto de Guarulhos.

El avión volaba a una altitud de cerca de 3.500 metros y se desplomó en aproximadamente un minuto, según datos de Flightradar. La caída en vertical fue grabada desde diversos ángulos por habitantes de Vinhedo, y varios testigos afirmaron haber escuchado un estruendo antes del accidente. El impacto provocó un incendio que fue posteriormente extinguido por los bomberos, quienes continuaron trabajando en el enfriamiento del fuselaje. Tanto el Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos como la Policía Federal iniciaron investigaciones para determinar las causas de la tragedia.

Los investigadores lograron localizar las cajas negras del avión, que habían realizado dos vuelos previos al accidente. Tras conocer la noticia, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lamentó el suceso y pidió un minuto de silencio en memoria de las víctimas. Este accidente se convirtió en el más grave acontecido en territorio brasileño desde 2007, cuando un vuelo de la aerolínea TAM se estrelló contra un almacén en el aeropuerto de Congonhas de São Paulo, provocando la muerte de 199 personas. En 2009, un vuelo que cubría la ruta Río de Janeiro-París se desplomó en el océano Atlántico, causando la muerte de sus 216 ocupantes.

El presidente Lula interrumpió un discurso en Santa Catarina al enterarse del accidente y pidió un minuto de silencio en honor a las víctimas. El avión siniestrado, un bimotor ATR-72-500, se estrelló en una zona residencial de Vinhedo tras girar sobre sí mismo en un descenso vertical. Las autoridades informaron que no hubo sobrevivientes entre los 61 ocupantes del avión, entre pasajeros y tripulantes. El accidente desencadenó un incendio que fue controlado por los bomberos, quienes continuaron trabajando en la extinción del fuego y en el enfriamiento del fuselaje.

El Centro de Investigación de Accidentes Aeronáuticos y la Policía Federal abrieron investigaciones para determinar las causas del accidente, y se logró localizar las cajas negras del avión. Este trágico suceso se convirtió en el accidente aéreo más grave en Brasil desde 2007, recordando otras tragedias aéreas ocurridas en el país en años anteriores. El presidente Lula expresó su pesar por la noticia e instó a la solidaridad y el respeto hacia las víctimas y sus familias, marcando un momento de luto en medio de la conmoción generada por la tragedia.

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