Donald Trump, durante su primer mandato como presidente, puso a prueba los límites de cómo podría usar al ejército para lograr objetivos políticos. Si es reelegido, el republicano y sus aliados planean reconfigurar al ejército como una herramienta todopoderosa que se desplegaría en el territorio estadounidense. Trump ha prometido traer de vuelta a miles de soldados estadounidenses del extranjero y apostarlos en la frontera con México, explorando la posibilidad de utilizar a las tropas en prioridades de política nacional como las deportaciones y el control de disturbios civiles. Esta visión de Trump representaría un cambio significativo en el papel del ejército en la sociedad estadounidense.

En la recta final de la campaña electoral, Trump promete acciones drásticas contra inmigrantes que no cuenten con un estatus legal permanente. En un discurso en Colorado, describió a la ciudad de Aurora como una "zona de guerra" controlada por pandillas venezolanas, a pesar de que las autoridades locales informaron que solo se trataba de un bloque específico del suburbio de Denver. El expresidente habló de rescatar a ciudades invadidas y conquistadas, prometiendo encarcelar a criminales o expulsarlos del país.

Trump y sus asesores ya están desarrollando planes para cambiar las prioridades y recursos del ejército, incluso en un momento en el que las guerras sacuden Europa y Oriente Medio. El expresidente tiene como prioridad implementar medidas severas en la frontera entre Estados Unidos y México, trasladando soldados del extranjero a esa zona. También se compromete a "declarar la guerra" a los cárteles y desplegar a la Armada para abordar e inspeccionar barcos en busca de fentanilo. Además, Trump ha mencionado el uso de la Guardia Nacional y posiblemente del ejército en operaciones para deportar a millones de inmigrantes sin estatus legal permanente.

A pesar de que el equipo de campaña de Trump no ha proporcionado detalles específicos sobre estos planes, sus aliados presentan la operación como una amplia misión que involucraría a varios departamentos gubernamentales en nuevas y extraordinarias formas. Ron Vitiello, exdirector interino del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos en el gobierno de Trump, sugiere una posible alianza entre el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Defensa para coordinar operaciones en la frontera. Estos planes podrían impactar significativamente en el papel del ejército en la sociedad estadounidense y en el mundo.

En resumen, Donald Trump está considerando cambios significativos en el uso del ejército en Estados Unidos si es reelegido, incluyendo el despliegue de tropas en la frontera con México y la aplicación de medidas severas contra inmigrantes sin estatus legal permanente. Sus planes podrían reconfigurar al ejército como una herramienta todopoderosa para lograr objetivos políticos, lo que tendría graves implicaciones tanto a nivel nacional como internacional. Su visión representa un cambio considerable en la forma en que el ejército ha sido tradicionalmente utilizado en la sociedad estadounidense y plantea nuevas preguntas sobre los límites del uso de la fuerza militar en el territorio nacional.

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