El 29 de marzo de 2024, la narradora tomó un vuelo desde el aeropuerto de Las Américas en Santo Domingo hacia Panamá, y luego a Quito, la capital de Ecuador, donde tenía planeado pasar unos días aclimatándose antes de viajar a Katmandú para escalar el Everest. Junto a su pareja y amigos, se quedó en la casa de unos amigos alpinistas y comenzó a hacer ganancias de elevación gradualmente, preparando su cuerpo para la altitud.
A pesar de tener molestias en la espalda, la narradora siguió adaptando sus planes de escalada. En Ecuador, hicieron excursiones a montañas como Rucu Pichincha, Cayambe e Illinza, siempre durmiendo en refugios para mejorar su aclimatación. Durante una de estas excursiones, presenció una hermosa nevada en un lago de la ruta de Illinza. La preparación física y mental era crucial para evitar problemas como el mal de altura, náuseas o migrañas.
La narradora decidió aliarse con Paul Guerra, un guía de montaña con amplia experiencia en otros picos como el Aconcagua en Argentina. Juntos, realizaron entrenamientos para ganar altura y se prepararon para la escalada al Everest. Durante su estancia en Ecuador, la narradora también buscó consejos de otros alpinistas experimentados, como Rafa Jaime, Viridiana Álvarez y Karl Eglof. Estos consejos fueron de gran ayuda para prepararse física y mentalmente para el desafío.
La importancia de tener un compañero experimentado y de confianza en una expedición al Everest es crucial, ya que la montaña no perdona errores. La narradora destacó la importancia de contar con Paul Guerra como su guía y amigo en esta aventura peligrosa. Juntos realizaron entrenamientos en montañas ecuatorianas, buscaron consejos de otros escaladores expertos y se prepararon meticulosamente para la escalada.
Durante su tiempo en Ecuador, la narradora también tuvo la oportunidad de relajarse y disfrutar de la belleza natural del país, como las nevadas en los picos de las montañas. La preparación física y mental, junto con los consejos de otros alpinistas, fueron clave para su éxito en la escalada al Everest. La narradora agradeció el apoyo y la orientación de su guía Paul Guerra, así como de sus amigos y de la comunidad alpinista que la ayudaron en su aventura.
En resumen, la narradora se preparó minuciosamente para su escalada al Everest, comenzando con una aclimatación en Ecuador junto a su guía y amigos alpinistas. La importancia de contar con un compañero experimentado y de confianza, así como de buscar consejos de otros escaladores expertos, fueron fundamentales para lograr el éxito en esta peligrosa expedición. La preparación física, mental y emocional, junto con la guía y el apoyo de su equipo, fueron clave en el logro de la narradora al alcanzar la cumbre del Everest.