La tasa de pobreza monetaria en la República Dominicana se situó en 19.0% entre abril y junio de este año, lo que representa una ligera mejora con respecto al trimestre anterior. Estos datos, proporcionados por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, muestran que es la tasa más baja registrada desde el segundo trimestre de 2016. Esta reducción se debió principalmente a un incremento en los ingresos de los hogares.

Según el Mepyd, la pobreza monetaria se refiere a la condición en la que un hogar carece de recursos financieros para acceder a una canasta básica de bienes y servicios. En términos generales, la tasa de pobreza monetaria varía según el lugar de residencia. En las zonas urbanas, la tasa fue del 18.8%, mientras que en las zonas rurales fue del 20.2%. Aunque se registraron descensos en ambas zonas en comparación con el año anterior, todavía es más alta en las zonas rurales.

Al analizar los datos por sexo, se observa que las condiciones económicas de los hombres mejoraron más que las de las mujeres en el segundo semestre de este año. La tasa de pobreza monetaria para los hombres fue de 17.9%, mientras que para las mujeres fue de 20.0%. Aunque en ambos casos hubo una reducción con respecto al año anterior, sigue siendo mayor en las mujeres. Esto destaca la necesidad de políticas específicas que aborden las diferencias de género en términos de pobreza.

Es importante tener en cuenta que factores como la inflación y la distribución de ingresos también afectan los niveles de pobreza en el país. A pesar de que hubo un aumento en los ingresos de los hogares, la inflación y la distribución de ingresos redujeron su impacto en la reducción de la pobreza monetaria. Esto subraya la importancia de abordar no solo los ingresos de los hogares, sino también otros factores que influyen en la pobreza.

En general, estos datos muestran una tendencia positiva en la reducción de la pobreza monetaria en la República Dominicana. Sin embargo, aún queda trabajo por hacer para garantizar que todos los hogares tengan acceso a una canasta básica de bienes y servicios. Es fundamental implementar políticas públicas que aborden las diferencias entre zonas urbanas y rurales, así como las disparidades de género, para lograr una reducción más significativa de la pobreza en el país.

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