Un templo dedicado a Lucifer, con una estatua de 5,5 metros de altura del demonio, está causando controversia cerca de la ciudad brasileña de Porto Alegre. El santuario pertenece a la Nueva Orden de Lucifer en la Tierra, una corriente de la religión afrobrasileña Quimbanda que cuenta con aproximadamente 100 seguidores. La estatua alada de Lucifer, la más grande en Brasil según los fundadores, está ubicada en Gravataí, en el sur del país.

Los líderes del templo explican que el espacio se utilizará para realizar retiros espirituales en los que se profundizará en el estudio de los demonios. Consideran que Lucifer y los demonios son dioses que fueron demonizados por las iglesias cristianas en busca de un enemigo culpable de las fallas humanas. Aseguran que la dualidad entre el bien y el mal está presente en cada individuo y que no promueven un culto a la maldad.

La noticia de la inauguración del templo ha generado rechazo entre los habitantes del municipio y en las redes sociales, donde cientos de mensajes piden misericordia y afirman que Jesús es el único camino. Ante esta polémica, un tribunal ha prohibido temporalmente la inauguración del templo, argumentando la falta de permisos de funcionamiento del lugar y la inseguridad generada por la controversia.

A pesar de la prohibición temporal, los fundadores del templo insisten en que planean inaugurar el santuario en el futuro. Sin embargo, reconocen que las elecciones municipales en Brasil están cerca y que ningún político querrá enfrentarse a las poderosas iglesias evangélicas, por lo que la situación política puede influir en el destino del templo. Además, la agrupación denuncia haber recibido amenazas y mensajes de odio, lo que les llevó a mantener en secreto la ubicación del santuario y contratar servicios de seguridad privada para protegerse.

Los fundadores del templo denuncian estar siendo víctimas de intolerancia religiosa, destacando que el mensaje de Jesús es de amor hacia las personas, pero que han experimentado todo lo contrario por parte de algunos de sus seguidores. A pesar de las adversidades, están decididos a seguir adelante con su proyecto y afirmar su derecho a la libertad religiosa en un país donde la diversidad de creencias es parte de su identidad cultural.

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