En la República Dominicana, el asombro ha quedado en el pasado debido a la actitud de los políticos que niegan la realidad y se presentan como mesías del futuro, ignorando su responsabilidad en el ejercicio de la ciencia política. Además, empresarios y ingenieros están detrás de una re-forma fiscal atrasada que los coloca como una cuarta pata del poder en el país.

En medio de esta situación, se encuentran los "científicos de redes sociales" que buscan re-formar los cambios necesarios que la diezmada clase media deberá enfrentar. A pesar de su aparente insensibilidad, estos expertos en tributación discursan sobre la estructuración de paquetes fiscales que les corresponde, pero que evaden con expresiones confusas y sonrisas a medias.

Por otro lado, la presión de los neoeruditos en las redes sociales, que se autodenominan expertos en nuevas ciencias digitales, dificulta aún más la búsqueda de soluciones. Estos opinadores incompetentes se creen la versión aplatanada de los expertos en economía, como Paul Krugman, y confunden la realidad con discursos vacíos.

La población, como un corderito inocente en manos de Abraham, espera un cambio de última hora que la salve de las reformas necesarias. En medio de este laberinto de discusiones, se busca desesperadamente a un líder que, con sus defectos, pueda defender al pueblo de aquellos que lanzan anzuelos buscando incautos que creen en soluciones fáciles sin reformas.

En resumen, el asombro ya no tiene cabida en la República Dominicana, donde los políticos y expertos en redes sociales buscan imponer sus discursos sin tener en cuenta el bienestar de la población. La falta de liderazgo y la manipulación de la información dificultan la búsqueda de soluciones reales y alejan cada vez más la posibilidad de un verdadero cambio en el país.

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