Los agentes de policía y militares enfrentan situaciones violentas que pueden afectar su salud mental, pero carecen de seguimiento emocional adecuado dentro de las instituciones. A pesar de pasar pruebas psicológicas al ingresar, no se realizan evaluaciones periódicas para monitorear su bienestar. Algunos agentes afirman que solo fueron evaluados una vez al entrar y que, en caso de necesitar ayuda, deben buscarla por iniciativa propia.

Los agentes señalan que no existe una política de seguimiento emocional regular dentro de las instituciones policiales y militares. Aunque se realizan pruebas psicológicas al ingresar o en momentos específicos, no se vinculan con el tipo de labor que desempeñan ni se realizan de forma periódica. Esto lleva a que los agentes no reciban la orientación y apoyo necesarios para manejar las experiencias traumáticas que puedan enfrentar en sus jornadas laborales.

El Reglamento de Aplicación de la Ley Orgánica de la Policía Nacional establece que los aspirantes deben someterse a una evaluación integral que incluye aspectos médicos, toxicológicos, psicológicos, entre otros. Sin embargo, un expolicía afirma que en el pasado las pruebas no eran tan rigurosas y podían evitarse con ayuda de terceros. Actualmente, los controles son más estrictos, pero aún queda pendiente implementar un seguimiento emocional efectivo para los agentes.

La falta de seguimiento emocional en las instituciones policiales y militares ha llevado a que se desconozca la cantidad de agentes que puedan estar afectados por problemas psicológicos graves. A pesar de algunas manifestaciones extremas que se conocen a través de los medios de comunicación, como el caso de un policía que disparó contra varias personas y luego se suicidó, no existen datos oficiales que den cuenta de esta problemática.

Los bajos salarios en la Policía Nacional y las condiciones laborales precarias también contribuyen a la afectación de la salud mental de los agentes. Un expolicía relata cómo los problemas económicos le generaban depresión, sumado al estrés de su jornada laboral. A pesar de conocer la existencia de servicios de apoyo sicológico en la institución, nunca buscó ayuda por considerar que los superiores ya conocían su situación.

La necesidad de implementar un seguimiento emocional efectivo para los agentes de policía y militares se hace evidente a través de casos extremos que han salido a la luz, como el de un policía que disparó contra personas en un colmado y se suicidó, o el de una médica militar que decapitó a su hija. Estos eventos son indicadores de una problemática más amplia que requiere atención urgente por parte de las autoridades competentes.

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