Una niña de nueve años, identificada como Kylie Naomi Rosa Alcántara, murió después de recibir un disparo en la cabeza durante un intento de robo en la avenida Máximo Gómez con Nicolás de Ovando. Cuatro delincuentes estaban realizando un atraco en la calle donde la niña y su madre caminaban, y al ser embestidos por la persona que estaba siendo asaltada, empezaron a disparar. La menor falleció mientras recibía atención médica en la Clínica Cruz Jiminián.

Dos personas han sido detenidas para la investigación del caso, mientras que otras dos se dieron a la fuga. Un equipo de la Policía Científica se presentó en el lugar del incidente para recolectar pruebas con las cámaras de video en la zona. El cuerpo de Rosa Alcántara se encuentra en el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) para fines de investigación y será velado en el Cementerio Municipal del sector Cristo Rey, en el Distrito Nacional.

Según el reporte médico, el proyectil ingresó por la región retroauricular izquierda de la niña, causándole sangrado masivo, pérdida de conocimiento y dilatación de las pupilas. A pesar de las maniobras de resucitación y la canalización de las vías periféricas, la niña sufrió una parada cardiorrespiratoria que no pudo ser revertida y fue declarada muerta a medianoche. El trágico incidente ha causado conmoción en la comunidad y ha generado una respuesta de indignación ante la violencia criminal.

La Policía Nacional continúa con las investigaciones para esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia. La muerte de la niña ha generado un sentimiento de repudio hacia la delincuencia y un llamado a la acción para garantizar la seguridad de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables como los niños. El caso ha puesto de manifiesto la necesidad de fortalecer las medidas de prevención del delito y de promover una cultura de respeto a la vida.

La trágica muerte de Kylie Naomi Rosa Alcántara ha dejado una profunda huella en la comunidad dominicana, que se une en el dolor y la indignación ante la violencia sin sentido que se cobró la vida de una inocente niña. Las autoridades y la sociedad en su conjunto deben trabajar juntas para combatir la delincuencia y proteger a los ciudadanos, especialmente a los más vulnerables. La memoria de la niña fallecida debe servir como un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de garantizar un entorno seguro para todos.

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