En Aviñón, sureste de Francia, se está llevando a cabo un juicio en el que 51 acusados comparecen para determinar su responsabilidad en las presuntas violaciones de una mujer que su marido ofrecía drogada, no por beneficio económico, sino por voyeurismo. Este juicio, que durará cuatro meses, inició en el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse con los encausados, de edades entre 26 y 74 años, y la víctima de 71 años. La mujer fue drogada repetidamente con ansiolíticos por su esposo, quien posteriormente permitía que decenas de hombres mantuvieran relaciones sexuales con ella.
El esposo, Dominique Pelicot, ha explicado a los investigadores que le gustaba ver cómo otros hombres tocaban a su esposa. Aunque no se han encontrado patologías mentales en el análisis psicológico, se identificó una desviación voyeurista y una personalidad perversa en él. Por su parte, la esposa, Gisèle Pelicot, ha sido diagnosticada con cuatro enfermedades sexualmente transmisibles atribuibles a las violaciones de las que no tenía recuerdo, así como un estrés postraumático y pensamientos suicidas. El matrimonio se trasladó a Mazán en 2013 tras la jubilación de Dominique, provenientes de París. Gisèle ha solicitado el divorcio.
El caso salió a la luz en septiembre de 2020, cuando Dominique fue detenido por filmar bajo las faldas de varias mujeres en un supermercado de Carpentras. Al analizar su material informático, se descubrieron miles de fotos y videos en los que la esposa aparecía inconsciente, siendo abusada. Durante la investigación se contabilizaron 92 violaciones y se identificaron 50 hombres de diferentes condiciones que mantenían relaciones sabiendo que Gisèle estaba bajo los efectos de los medicamentos. A pesar de que muchos negaron su responsabilidad, los videos dejan pocas dudas al respecto.
En relación con Dominique Pelicot, su ADN ha sido relacionado con un asesinato en París en 1991 y una tentativa de violación en 1999 en Villeparisis. Estas acusaciones se suman al delito de violación agravada que enfrenta en el juicio actual, con una posible pena de hasta 20 años de cárcel. La clave para determinar la responsabilidad de los acusados será si conocían realmente el estado de la mujer al mantener relaciones con ella. La víctima, por su parte, ha sufrido consecuencias graves debido a las violaciones que no recuerda, buscando ahora una separación de su esposo y superar el estrés postraumático que enfrenta.