Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el índice de precios de los alimentos aumentó un 0.9 % en mayo a nivel mundial, siendo este el tercer aumento mensual consecutivo. A pesar de esto, el índice se mantiene por debajo de la cifra del mismo período del año anterior. Los precios de los cereales y los productos lácteos aumentaron, compensando las caídas en las cotizaciones del azúcar y los aceites vegetales. El índice aún está un 3.4 % por debajo del registrado en la misma fecha de 2023 y un 24.9 % inferior al pico alcanzado en marzo de 2022. El precio de los cereales aumentó un 6.3 % en comparación con abril, impulsado por el aumento de los costes mundiales de exportación de trigo debido a las preocupaciones sobre las condiciones de los cultivos.
Además, el índice de precios de la FAO para todos los tipos de arroz creció un 1.3 % en mayo, mientras que el de productos lácteos aumentó un 1.8 %. El costo del azúcar disminuyó un 7.5 % debido a un buen comienzo de la temporada de cosecha en Brasil y los menores precios internacionales del petróleo. Por otro lado, el índice de precios de los aceites vegetales bajó un 2.4 % en comparación con el mes anterior, con descensos destacados en el aceite de palma por aumentos estacionales de producción y débil demanda global, así como mayores precios del aceite de soja por la creciente demanda en el sector del biocombustible. Los precios más elevados de los aceites de colza y girasol se debieron a la disminución de las posibilidades de exportación a través de la región del Mar Negro.
En cuanto al mercado de la carne, el índice de precios cayó levemente un 0.2 %, con descensos en los costes internacionales de la carne de ave y bovino, y aumentos en la carne de porcino y ovino. En general, el índice de precios de los alimentos se mantiene estable en un contexto de variabilidad en los precios de cereales, productos lácteos, azúcar, aceites vegetales y carne a nivel internacional. Los factores que afectan estos precios incluyen las condiciones climáticas, la producción agrícola, la demanda de los mercados minoristas y de servicios alimentarios, así como la demanda en países específicos como Oriente Medio y el norte de África. La FAO sigue monitoreando de cerca la evolución de los precios de los alimentos y ofreciendo información actualizada al respecto.