En Caracas, Venezuela, se produjo una manifestación en rechazo al resultado de las elecciones presidenciales, donde el Consejo Nacional Electoral otorgó al presidente Nicolás Maduro el 51,2% de los votos. Los ciudadanos fueron reprimidos por militares que lanzaron bombas lacrimógenas y perdigones, deteniendo a una veintena de manifestantes en un punto cercano a la autopista principal de la ciudad. A pesar de la represión, las protestas y la movilización de personas continuaron en varios puntos de Caracas, con manifestantes mostrando su descontento y desensillando carteles de la campaña de Maduro.
Durante la protesta, que se mantuvo pacífica hasta que fue reprimida por las fuerzas de seguridad, los manifestantes resultaron afectados por los gases lacrimógenos y los perdigones. A pesar de esto, el número de manifestantes seguía aumentando, y se observó a personas arrastrando carteles de la campaña de Maduro atados a motocicletas, mientras sonaban cacerolas en señal de protesta. Este evento ha generado una serie de protestas similares en varias regiones del país petrolero, con ciudadanos expresando su descontento con los resultados electorales.
Algunos líderes opositores, como María Corina Machado, han expresado su rechazo a los resultados electorales y han nombrado a Edmundo González Urrutia como el "nuevo presidente electo" de Venezuela, a pesar de la declaración oficial del ente comicial que ratifica la victoria de Maduro en las elecciones. La situación política en Venezuela es tensa, con una parte de la comunidad internacional y la oposición cuestionando la legitimidad de los resultados electorales y denunciando la represión por parte de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes.
Las fuerzas de seguridad, compuestas por la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional Bolivariana, reprimieron a los manifestantes con gases lacrimógenos y perdigones, deteniendo a varias personas en el lugar de la protesta. A pesar de la represión, los ciudadanos continuaron manifestándose en las calles de Caracas, mostrando su descontento con el resultado de las elecciones y con la situación política en el país. La protesta generó una serie de manifestaciones en otras regiones de Venezuela, con ciudadanos expresando su desacuerdo con el gobierno de Maduro.
Los manifestantes, que inicialmente llevaron a cabo una acción pacífica, arrojaron bombas de gas hacia las fuerzas de seguridad en respuesta a la represión sufrida durante la protesta. A pesar de la confrontación, el número de manifestantes seguía creciendo y las protestas continuaban en varios puntos de la ciudad. La tensión política en Venezuela se refleja en estas manifestaciones, con ciudadanos expresando su descontento y exigiendo un cambio en el sistema político del país. La situación parece lejos de resolverse, con la oposición y la comunidad internacional cuestionando la legitimidad de las elecciones y la actuación del gobierno venezolano.