Los hombres tienden a consumir carne con más frecuencia que las mujeres, una diferencia que se acentúa en países con mayor igualdad de género, desarrollo social y económico. Según un estudio publicado en Scientific Reports, esta discrepancia se debe a que en estos países los individuos tienen más oportunidades de expresar sus preferencias alimentarias. El objetivo del estudio era analizar las diferencias en el consumo de carne entre hombres y mujeres en países con distintos niveles de desarrollo social y económico, teniendo en cuenta también la igualdad de género en cada país.
Para llevar a cabo el estudio, se utilizaron datos de una encuesta realizada a 20.802 participantes de 23 países de América del Norte y del Sur, Europa y Asia, en la que debían indicar su género y la frecuencia con la que consumían carne. Se encontró que, exceptuando China, India e Indonesia, los hombres suelen consumir carne con mayor frecuencia que las mujeres. Además, las diferencias en el consumo de carne entre ambos sexos eran más pronunciadas en países con mayor igualdad de género y desarrollo social y económico, siendo las mayores diferencias observadas en países como Alemania, Argentina, Polonia y Reino Unido.
Los investigadores concluyeron que en países con niveles más altos de igualdad de género y desarrollo, las mujeres tienen más libertad para elegir consumir carne con menor frecuencia, mientras que los hombres tienen la posibilidad de comprar y consumir carne con más frecuencia. Por otro lado, se sugiere que se pueden necesitar diferentes estrategias para fomentar la reducción del consumo de carne en países con distintos niveles de desarrollo social y económico. Se plantea que ofrecer a los consumidores alternativas a la carne de origen vegetal o carne cultivada puede ser más efectivo en países con mayor desarrollo, mientras que incentivar la producción de estas alternativas puede ser más efectivo en países con menor desarrollo.
Además, se observó que el consumo total de carne era mayor en países como Tailandia, China, Estados Unidos y España. Los investigadores sugieren que en países con mayores niveles de desarrollo, ofrecer alternativas a la carne convencional podría ser una estrategia más efectiva para reducir el impacto ambiental de la agricultura. En países con menores niveles de desarrollo, incentivar la producción de alternativas a la carne tradicional también podría ser una medida eficaz para fomentar una reducción en el consumo de carne y sus repercusiones ambientales.
En resumen, el estudio revela que las diferencias en el consumo de carne entre hombres y mujeres son más pronunciadas en países con mayor igualdad de género y desarrollo social y económico. Además, se plantea la necesidad de implementar estrategias diferenciadas para fomentar la reducción del consumo de carne en distintos contextos. Ofrecer alternativas a la carne tradicional y fomentar la producción de estas alternativas podría ser una medida efectiva para reducir el impacto medioambiental de la agricultura en diferentes países.