Los mandatarios caribeños que participaron en la Asamblea General de la ONU expresaron su preocupación por el impacto de la crisis climática en la región, la inestabilidad en Haití y la necesidad de reducir la delincuencia. Jamaica está gravemente afectada por el aumento de las temperaturas, el calentamiento de los mares, la subida del nivel del mar y las catástrofes naturales. El huracán Beryl, de categoría 5, provocó importantes daños en infraestructuras y desplazamientos de familias en julio.
El primer ministro de Bahamas señaló que a pesar de algunos avances positivos, aún está lejos de lo necesario para hacer frente al cambio climático. Enfatizó que la realidad se manifiesta en huracanes, incendios e inundaciones, y cuestionó por qué algunos miembros persisten en ignorar esta amenaza. Por su parte, el primer ministro de Antigua y Barbuda afirmó que las islas del Caribe están en la primera línea de la catástrofe climática.
El ministro de Relaciones Exteriores de Santa Lucía enfatizó la importancia de implementar toda la agenda política sobre cambio climático para proteger a los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID). Estos países son muy vulnerables a los impactos del cambio climático, y la inacción podría volverse crítica si no se toman medidas adecuadas. El primer ministro de San Vicente y las Granadinas denunció que el planeta se dirige inexorablemente hacia una catástrofe.
Los líderes caribeños en la ONU también hicieron hincapié en la estabilidad necesaria para Haití. Se destacó la importancia de que cualquier misión en Haití esté dirigida por haitianos y tenga como objetivo fortalecer la capacidad de la Policía Nacional para combatir las bandas y mejorar la seguridad. Se resaltó la importancia de cumplir con los compromisos de ayuda a Haití de forma urgente. La inestabilidad y la violencia en Haití requieren una acción inmediata.
Otra preocupación para los países caribeños es el tráfico ilícito de armas de fuego que amenaza la seguridad en la región. Se señaló que cuando las armas inundan las comunidades, se requiere una acción colectiva. Jamaica aborda de manera integral los problemas de pandillas, delincuencia y violencia. El tráfico de armas es una amenaza grave, y se han utilizado en la mayoría de los homicidios en la región.
La primera ministra de Barbados llamó a una "reprogramación total" ante las múltiples crisis de los últimos cuatro años, incluyendo la pandemia de COVID-19, guerras, hambruna y cambio climático. Se enfatizó la necesidad de cambiar actitudes y conductas para limitar la crisis climática, promover la paz y la seguridad en todos los países. Los países caribeños instan a la acción urgente y coordinada para abordar estos desafíos y proteger a la región de las amenazas futuras.