La película La Pasión de Cristo, dirigida por Mel Gibson en 2004, ha causado horror en muchos espectadores debido a su representación cruda del Vía Crucis durante la Semana Santa. Con un presupuesto de 30 millones de dólares, la producción fue ambiciosa, pero el rodaje resultó extremadamente duro para el actor principal, Jim Caviezel, quien tuvo que enfrentar numerosos desafíos físicos y médicos durante la filmación.

Además de largas sesiones de maquillaje y vestuario que podían durar hasta ocho horas, la interpretación del papel de Jesús exigió a Caviezel perder varios kilos y enfrentar condiciones extremas. El actor sufrió hipotermia por los vientos fríos mientras estaba en la cruz, una infección pulmonar, cicatrices y moretones por las cadenas que debía llevar, entre otras dificultades físicas.

Durante la filmación, se produjeron varios accidentes graves, uno de los cuales podría haberle costado la vida a Caviezel y a un asistente de producción. En una escena del Sermón del Monte, un rayo golpeó al actor y a otro miembro del equipo, dejando marcas físicas en el cuerpo de Caviezel que incluso se hicieron evidentes en la película final.

Otro incidente que tuvo repercusiones físicas en el actor tuvo lugar durante la escena de la flagelación, donde uno de los actores que interpretaba a un soldado romano golpeó accidentalmente a Caviezel con fuerza. El dolor resultante fue intenso y causó una cicatriz de 35 centímetros en la espalda del actor, dejando una marca permanente de su participación en la película.

A pesar de los desafíos y las experiencias dolorosas, Caviezel considera La Pasión de Cristo como uno de los proyectos más importantes de su carrera. La película tuvo un gran éxito en taquilla, recaudando 612 millones de dólares a nivel mundial y convirtiéndose en el largometraje independiente más taquillero de la historia. Más de veinte años después de su estreno, el actor está dispuesto a volver a interpretar a Jesús en la secuela que está preparando Mel Gibson.

La Pasión de Cristo ha dejado una huella profunda en la vida y la carrera de Jim Caviezel, influyendo en su fe personal y convirtiéndose en un punto de inflexión en su trayectoria como actor. A pesar de los desafíos físicos y emocionales que enfrentó durante la filmación, Caviezel valora la experiencia y considera que interpretar a Jesús en la pantalla fue un honor y un privilegio que lo marcó de por vida.

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