En Washington, Johan Ortiz, un migrante venezolano, trabaja como repartidor recorriendo las calles de la capital de Estados Unidos entregando comida a domicilio. En medio de un ambiente electoral marcado por la retórica xenofóbica de Donald Trump, migrantes como Ortiz aseguran sentir discriminación en la ciudad. Este migrante, que llegó a Washington en 2023, ha sido blanco de insultos y humillaciones por su nacionalidad venezolana, lo que lo hace dudar sobre traer a sus hijos a vivir con él en Estados Unidos.
De acuerdo con líderes comunitarios, en los últimos dos años más de 6.000 migrantes suramericanos, en su mayoría colombianos y venezolanos, se han establecido en Washington, muchos de ellos trabajando como repartidores. En la ciudad hay más de 35.000 trabajadores inscritos en aplicaciones de transporte a domicilio, generando un impacto significativo en la economía local. Sin embargo, los migrantes enfrentan actos de discriminación por parte de algunos sectores de la población, lo que ha sido calificado como un problema generalizado por varios migrantes consultados.
José Guerra, de 19 años y originario de Venezuela, relata haber emigrado a EE.UU. por la falta de oportunidades en su país natal y enfrentar comentarios despectivos sobre los venezolanos, especialmente por parte de Donald Trump. A pesar de esto, Guerra sostiene que los migrantes vienen a trabajar y contribuir al crecimiento de la economía estadounidense. Otro migrante venezolano, Dilver, quien prefiere no revelar su apellido por su estatus migratorio, también ha experimentado discriminación por su origen y por la barrera del idioma.
Diana Fula, líder comunitaria, denuncia que los migrantes sufren las consecuencias de las narrativas de odio promovidas por Trump, que alimentan el rechazo hacia aquellos que vienen de otros países. La policía de Washington ha abierto investigaciones por ataques por prejuicio de odio contra migrantes, lo que refleja un preocupante aumento en este tipo de delitos. Para muchos migrantes, el trabajo de repartidor en moto es un nuevo fenómeno en la ciudad, que si bien beneficia a la rapidez de los servicios, también expone a los trabajadores a condiciones peligrosas y a actitudes discriminatorias.
En medio de este contexto, Mario Cristaldo, director de la organización laboral Trabajadores Unidos, destaca la importancia del trabajo de los repartidores en la economía local de Washington y la exigencia de respeto hacia ellos. José Solano, otro migrante venezolano en la ciudad, reconoce la dureza de su trabajo como repartidor y la importancia de su labor para el crecimiento económico de Estados Unidos. A pesar de las dificultades y los actos de discriminación, los migrantes en Washington siguen luchando por sobrevivir y contribuir al desarrollo de la sociedad en la que se encuentran.