La inflación en Estados Unidos bajó más de lo esperado en agosto, alcanzando un índice de precios al consumo (IPC) de 2.5% en los últimos 12 meses, la cifra más baja desde febrero de 2021. Esto ha sido clave tanto para la Reserva Federal, que se prepara para iniciar un ciclo de recorte de tasas de interés, como para la campaña electoral entre la vicepresidenta demócrata Kamala Harris y el ex presidente republicano Donald Trump. A pesar de esto, la inflación subyacente se mantuvo prácticamente sin cambios, en una tasa anual de 3.2%.

La tasa de inflación mensual repuntó a 0.2% en agosto, en línea con las expectativas y el índice de inflación PCE, seguido de cerca por la Fed, también se ha relajado hacia el objetivo a largo plazo del 2%. A pesar de esto, el mercado laboral se ha estancado. La vicepresidenta Kamala Harris prometió durante el debate ayudar a las familias de clase media, criticando la propuesta de Donald Trump de aumentar aranceles a las importaciones por su potencial impacto en los precios. Este panorama ha dado pie a un debate sobre las posibles medidas que la Fed podría tomar en respuesta a la inflación.

El mercado ha celebrado los datos de inflación de agosto como buenas noticias, ya que un recorte de tasas por parte de la Reserva Federal podría impulsar la demanda en la economía más grande del mundo al abaratar el crédito. Esto también beneficiaría al Partido Demócrata en la recta final de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. A pesar de la caída de los precios de la energía en un 4% con respecto a agosto de 2023, persisten presiones sobre los precios de la vivienda y los servicios, lo que podría obstaculizar el camino hacia una inflación normal.

En medio de estas circunstancias, la Fed ha desplazado su atención de la inflación al desempleo para cumplir con su doble mandato de mantener los precios a raya y un mercado laboral fuerte. Se prevén recortes de tasas, pero los operadores están divididos sobre si comenzarán con un recorte de un cuarto de punto la próxima semana o si optarán por una rebaja más amplia de medio punto. La decisión de la Fed también dependerá del repunte de la inflación subyacente, que podría influir en la magnitud de los recortes de tasas.

A pesar de que la inflación ha mostrado signos de desaceleración, rebajando las preocupaciones en la Casa Blanca y ofreciendo datos positivos para la campaña electoral, persisten preocupaciones sobre las presiones persistentes en los precios de la vivienda y los servicios. Por lo tanto, la Fed deberá tomar decisiones prudentes en cuanto al ritmo y la magnitud de los recortes de tasas para garantizar un equilibrio entre la estabilidad económica y la prevención de futuras presiones inflacionarias.

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