Irán es una potencia petrolera, se encuentra entre los diez mayores productores de petróleo del mundo, con reservas probadas de 208.600 millones de barriles. La amenaza de una posible represalia militar israelí a los ataques de Irán mantiene al mercado petrolero en tensión. En agosto, Irán bombeó 3,2 millones de barriles, con más de la mitad destinados a la exportación. La capacidad de producción sostenida de Irán se estima en 3,8 millones de barriles diarios, aunque en agosto habría llegado a los 3,4 millones. China es el principal país de destino del crudo iraní.

La industria petrolera de Irán está nacionalizada y no permite que empresas extranjeras sean propietarias de los recursos naturales. Sin embargo, en ocasiones se han permitido inversiones foráneas a través de filiales en el país. En 1974, Irán alcanzó un nivel de bombeo de 6 millones de barriles diarios, que no ha logrado recuperar debido a factores como la guerra con Irak entre 1980 y 1988 y las sanciones internacionales por su programa nuclear. A pesar de esto, el petróleo representa más del 41% de los ingresos por exportaciones de la República Islámica.

Las principales instalaciones petroleras de Irán se encuentran en la isla de Jark, que cuenta con una terminal con capacidad para cargar siete millones de barriles por día. En el estrecho de Ormuz, la provincia de Hormozgán alberga otra red de terminales importantes. La refinería de Abadan, cerca de la frontera con Irak, es otra infraestructura vital para la industria petrolera iraní. La mayoría de las reservas de crudo se encuentran en la provincia de Juzestán, en la frontera sudoeste con Irak, pero también hay pozos en el Golfo Pérsico y en el mar Caspio.

Durante la guerra con Irak entre 1980 y 1988, muchas instalaciones petroleras de Irán resultaron dañadas. Además de la producción de petróleo, Irán es uno de los principales productores de gas a nivel mundial, con reservas estimadas en 33.988 millones de metros cúbicos. En 2023, exportó 12.9 millones de metros cúbicos de gas. Un ataque israelí a las instalaciones petroleras iraníes podría provocar un aumento en los precios del crudo, que ya se encuentran al alza. Las sanciones internacionales y la falta de inversiones han impactado en el mantenimiento de las instalaciones, lo que podría afectar la producción en el futuro.

En caso de un ataque israelí, las instalaciones petroleras en la isla de Jark podrían interrumpir las exportaciones a China, lo que tendría un impacto significativo en la economía iraní. Las sanciones internacionales aún vigentes, especialmente por parte de Estados Unidos, han dificultado las inversiones en el sector petrolero iraní. A pesar de estos desafíos, el petróleo sigue siendo una fuente fundamental de ingresos para Irán, representando más del 41% de sus exportaciones. La situación geopolítica en la región y los conflictos internacionales continúan siendo un factor de incertidumbre para la industria petrolera en Irán.

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