Los pensamientos y valores de la cultura se reflejan en las dinámicas familiares, reproduciendo el sistema de valores de la sociedad a la que pertenecen. Según la psicóloga clínica Irene García Rodríguez, durante muchos siglos, la familia occidental educaba a los hijos siguiendo los valores del patriarcado, que ubican al hombre por encima de la mujer en todos los ámbitos sociales. Se creía que el hombre estaba mejor preparado para proporcionar sustento a la familia y tomar decisiones, mientras que la mujer debía quedarse en el hogar cuidando de la familia.

Se ha transmitido la idea de que la infancia es un momento idealizado, pero también se le ha asignado a los niños características malvadas. La educación se basaba en la idea de corregir a través del castigo físico o verbal, dejando una herencia de violencia intrafamiliar. La terapeuta Irene García Rodríguez señala que la violencia doméstica y el maltrato infantil están relacionados con la funcionalidad familiar tradicional influenciada por el machismo y la cultura patriarcal.

En las últimas décadas, se han producido cambios importantes en los hogares, especialmente en el empoderamiento de las mujeres en cuanto a su educación y trabajo. También se ha ampliado la comprensión de los derechos del niño y de los límites de la gestión parental. Sin embargo, aún falta mucho para que los hogares sean espacios de crecimiento y bienestar para todos sus miembros, lo cual requiere la distribución equitativa de las responsabilidades familiares.

Aunque muchos hombres han aceptado la nueva perspectiva de compartir las tareas del hogar, todavía existen aquellos que se resisten a perder el poder en el grupo familiar y participar en actividades tradicionalmente asociadas a las mujeres. Irene García Rodríguez destaca la importancia de formar una subjetividad masculina positiva basada en el respeto, la equidad y el alejamiento del conflicto por el poder. La tarea actual es la formación de una masculinidad que fomente relaciones familiares sanas y equitativas.

En conclusión, la psicóloga Irene García Rodríguez señala que los valores y creencias de la cultura se reflejan en las dinámicas familiares, perpetuando el sistema de valores patriarcales. A pesar de los avances en la igualdad de género y la protección de los derechos de los niños, todavía existen desafíos en la distribución equitativa de responsabilidades en el hogar. Es necesario seguir trabajando en la formación de una masculinidad positiva que promueva relaciones familiares saludables y equitativas, alejadas del conflicto por el poder.

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