América Latina se encuentra en un camino hacia una tercera década perdida en términos de crecimiento económico, según afirmó el secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, durante el cuadragésimo periodo de sesiones de la organización en Lima, Perú. En los últimos años, la región ha experimentado un crecimiento promedio del 0,9%, el peor desde la década perdida de 1980. Salazar-Xirinachs advirtió que si no se realizan cambios estructurales profundos, América Latina podría enfrentar otra década perdida en términos de desarrollo.

En el documento de posición presentado por la CEPAL, se identifican tres "trampas" que limitan el desarrollo de la región: la baja capacidad para crecer, la alta desigualdad y baja movilidad social, y la baja capacidad institucional y gobernabilidad poco efectiva. Estos problemas se refuerzan mutuamente, dificultando el avance hacia niveles mayores de desarrollo. Salazar-Xirinachs destacó la dificultad para reducir la pobreza, la informalidad laboral y crear empleos de calidad, así como el bajo aumento de ingresos tributarios, lo que indica un problema estructural profundo en la región.

Entre las causas de la baja capacidad para crecer en América Latina, se encuentran el bajo crecimiento de la productividad, la falta de diversificación productiva, la baja inversión -siendo la región con la inversión más baja del mundo-, y la falta de talento humano en las competencias y capacitaciones requeridas. La productividad laboral en la región era un 4% inferior a la de 1980 en 2023, y la tasa anual promedio de creación de empleo entre 2011 y 2019 fue la más baja de los últimos 70 años, lo que indica un mercado laboral poco dinámico.

En relación a la "trampa de alta desigualdad", Salazar-Xirinachs mencionó que América Latina tiene la tasa más alta de desigualdad según el índice Gini. Esto se debe a la falta de crecimiento y dinamismo en el mercado laboral, con una gran cantidad de empresas de baja productividad y tamaño, en contraste con un menor número de empresas medianas o grandes. La desigualdad también se observa en diferencias territoriales, sistemas fiscales regresivos, políticas sociales débiles, sistemas educativos deficientes, desigualdad de género estructural y sistemas de cuidado ineficientes, entre otros factores.

En cuanto a la "trampa de bajas capacidades institucionales y gobernabilidad poco efectiva", se resalta la importancia de contar con instituciones sólidas para gestionar las transformaciones necesarias en América Latina. Se requieren políticas de estado a largo plazo y una gobernanza efectiva para lograr un desarrollo sostenible en la región. Salazar-Xirinachs enfatizó la necesidad de abordar de manera integral las distintas causas de las trampas identificadas, trabajando en conjunto para lograr un cambio significativo en la región y evitar una tercera década perdida en términos de crecimiento económico.

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