La campaña de la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris, anunció que recaudó 361 millones de dólares en agosto, lo que la convierte en el mejor mes de recaudación de fondos de base en la historia presidencial. Esto casi triplica la cantidad de dinero recaudado por su rival, el expresidente y candidato republicano Donald Trump, quien había informado de una recaudación de 130 millones en el mismo período. Harris cuenta con un total de 404 millones en efectivo, lo que le otorga una ventaja financiera significativa a 60 días de las elecciones del 5 de noviembre.

En preparación para el primer debate entre los candidatos el 10 de septiembre, el equipo Harris-Walz está planeando su "mayor fin de semana de acción" con aproximadamente 2,000 eventos. Las acciones de este fin de semana se centrarán en criticar el supuesto programa de medidas de Trump elaborado por figuras ultraconservadoras, conocido como 'Proyecto 2025′. Después de esto, se llevará a cabo una "agresiva" campaña de publicidad digital y televisiva. Desde el inicio de su candidatura en julio, la campaña de Harris ha recaudado un total de 615 millones de dólares, recibiendo un gran apoyo de mujeres donantes, con un 60 % de las donaciones en agosto provenientes de mujeres. La mayoría de las donaciones fueron de menos de 200 dólares, lo que demuestra un amplio y diverso apoyo a Harris.

La directora de la campaña, Julie Chavez Rodríguez, resaltó el apoyo recibido por Harris y afirmó que en la recta final de las elecciones, cada dólar recaudado se destinará a los votantes que "decidirán" quién será el ganador, refiriéndose a los estados bisagra. La estrategia de la campaña se enfoca en mantener el entusiasmo y la movilización de los votantes demócratas en todo el país, mientras se preparan para el enfrentamiento electoral con Trump. Con una diferencia significativa en el financiamiento de campaña, Harris busca aprovechar esta ventaja para impulsar su mensaje y llegar a un mayor número de votantes.

El equipo de Harris ha destacado que se enfrentarán al supuesto programa de medidas de Trump, el 'Proyecto 2025′, el cual ha sido elaborado por figuras ultraconservadoras. A través de una campaña agresiva de publicidad digital y televisiva, buscan contrarrestar las propuestas y políticas de Trump, presentando alternativas que resuenen con los votantes. Con un enfoque en los estados bisagra, donde se define el ganador de las elecciones, la campaña de Harris se compromete a destinar los recursos financieros de manera estratégica para llegar a cada votante clave y convencerlos de apoyar a la candidata demócrata.

En un contexto político marcado por la polarización y la división, Harris busca unir a los votantes demócratas en torno a su candidatura, presentándose como una opción fuerte y sólida para la presidencia de Estados Unidos. Con un amplio apoyo de mujeres donantes y un enfoque en las necesidades y preocupaciones de la población, la campaña de Harris se esfuerza por convencer a los votantes de su capacidad para liderar el país. A medida que se acercan las elecciones, el equipo de Harris se prepara para enfrentarse a Trump en el debate y en la contienda electoral, confiando en el respaldo financiero y el entusiasmo de sus seguidores para alcanzar la victoria en noviembre.

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