En 1997 se estableció por ley que el Estado financiaría las actividades de los partidos políticos en la República Dominicana para eliminar la incidencia de intereses económicos. Sin embargo, con el paso de los años, esta decisión ha sido cada vez más criticada debido a que no ha logrado cumplir su propósito inicial, lo que ha llevado a un aumento en el costo de las campañas políticas. En este contexto, el presidente del Partido Revolucionario Socialdemócrata (PRSD) y ministro de Trabajo, Luis Miguel De Camps, considera que es necesario reducir el costo de la actividad política para que la población perciba que no debe ser costosa, sino más accesible.

De Camps enfatiza que en las campañas electorales es fundamental que prevalezcan las ideas sobre los recursos económicos, y señala algunas de las debilidades del sistema electoral dominicano, como el voto preferencial y el método D’Hondt para la selección de candidatos plurinominales. Critica el mal llamado voto preferencial, que ha promovido una competencia basada en el dinero en lugar de en las propuestas y la calidad de los candidatos. Además, considera que el método de asignación de escaños no se corresponde con la realidad del sistema político dominicano, ya que fue concebido para sistemas parlamentaristas europeos y no para repúblicas como la dominicana.

En cuanto a sus aspiraciones políticas, De Camps declara abiertamente su deseo de dirigir la presidencia del Estado en el futuro, motivado por el deseo de construir soluciones a través del diálogo con los diferentes actores de la sociedad. Sin embargo, aclara que actualmente está enfocado en servir al país y en contribuir al desarrollo nacional. Además, critica a la oposición política por su falta de coherencia y por hacer promesas vacías sin tener en cuenta su trayectoria como gobernantes.

Además de su carrera política, Luis Miguel De Camps es conocido por sus habilidades artísticas, y defiende el género urbano como parte de la cultura dominicana. Para él, la cultura no es intrínsecamente buena o mala, sino que depende de los gustos y perspectivas de cada persona. Reconoce que la música urbana puede tener valor artístico cuando aborda temas sociales y de protesta, pero distingue entre crear obras de arte y simplemente producir ruido. En resumen, De Camps aboga por una reducción en el costo de la actividad política, el fortalecimiento de la participación ciudadana basada en ideas y propuestas, y la valoración de la diversidad cultural en la sociedad dominicana.

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