El reconocido académico español Javier del Rey Morató habló sobre la democracia y su percepción de que está en peligro en todo el mundo, incluyendo América Latina. Hizo hincapié en que el populismo es contagioso, como se evidencia en las acciones de Donald Trump en Estados Unidos, comparándolo con Maduro. Del Rey Morató también criticó a América Latina por no haber alcanzado el desarrollo esperado y por tener muchas asignaturas pendientes, entre ellas la democracia.

Según el académico, en América Latina se ha destacado la figura del caudillo como el protagonista de la política, lo que ha limitado el avance hacia una verdadera democracia. En su opinión, la democracia no puede satisfacer por completo a todos los grupos, ya que da a cada valor lo que puede ofrecer, sin maximizar la satisfacción de un valor en detrimento de los demás. Del Rey Morató puso como ejemplo al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, a quien comparó con Fidel Castro por su enfoque en maximizar la satisfacción del valor igualdad en detrimento de otros valores.

En relación al papel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el académico cuestionó su eficacia para resolver los problemas de la humanidad, especialmente en Latinoamérica. Se preguntó qué ha hecho la ONU para salvar a Cuba, convertirla en ciudadanos en lugar de súbditos, o para ayudar a Nicaragua y Venezuela en medio de sus crisis. Del Rey Morató afirmó que la ONU no ha hecho lo suficiente para abordar estos problemas y criticó su falta de acción con respecto a situaciones como las elecciones fraudulentas en Venezuela.

A pesar de sus críticas, el académico reconoció que la ONU tiene un papel importante en el mundo y que algunas medidas podrían tomarse si los países latinoamericanos lo permitieran. Sin embargo, consideró que la falta de acciones concretas de la ONU podría dar la impresión de que no sirven para nada. Del Rey Morató insistió en que las reuniones de la ONU son importantes y que, con el tiempo, podrían conducir a soluciones a los problemas mundiales, aunque reconoció que aún queda mucho por hacer.

En resumen, Javier del Rey Morató expresó su preocupación por el estado de la democracia en el mundo, especialmente en América Latina, y criticó la falta de avances en la región. Cuestionó la eficacia de la ONU para abordar los problemas de la humanidad y sugirió que podrían tomarse medidas más drásticas si los países latinoamericanos lo permitieran. A pesar de sus críticas, reconoció la importancia de la ONU en el escenario mundial y la necesidad de continuar trabajando hacia soluciones efectivas para los problemas globales.

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