Antonio Isa Conde, exministro de Energía y Minas y miembro del Consejo Nacional de Competitividad, comentó sobre la dicotomía alarmante en la República Dominicana, donde la confianza en la inversión extranjera es alta, pero los pequeños emprendedores enfrentan adversidades. Esta situación crea un ciclo de limitaciones económicas para aquellos con menos recursos, perpetuando la desigualdad social y económica en el país.

A pesar de que los niveles de optimismo para los mercados emergentes son más bajos que para los desarrollados, los inversionistas están mostrando mayor confianza en mercados emergentes como la República Dominicana, según el Índice Kearney de Confianza en la Inversión Extranjera Directa. Aunque el país descendió cuatro posiciones en el ranking, aún se encuentra entre los 25 mercados emergentes preferidos para invertir, liderados por China, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.

Isa Conde señaló que la creciente desigualdad en el país, basada en el clientelismo, beneficia a los más ricos y deja a la mayoría de la población en la pobreza y la ignorancia. Considera que las reformas estructurales necesarias para cambiar esta situación son continuamente postergadas por temor, y cuando se implementan suelen ser insuficientes y mantienen un sistema injusto y regresivo.

El exfuncionario enfatizó la necesidad e inevitabilidad del cambio en la sociedad dominicana, señalando que es responsabilidad de todos enfrentar este desafío antes de que sea demasiado tarde. Aunque reconoce que el proceso será gradual, considera que las sociedades tienen la resiliencia para superar los sistemas politiqueros y clientelares que contribuyen a la desigualdad y la pobreza en el país.

En resumen, la República Dominicana se encuentra entre los mercados emergentes con mayor confianza para la inversión extranjera, según el Índice Kearney, a pesar de la desigualdad social y económica que persiste en el país. Isa Conde destaca la necesidad de reformas estructurales para revertir esta situación y aboga por un cambio imperativo e inevitable en la sociedad dominicana, que debe asumir la responsabilidad de enfrentar los desafíos actuales para construir un futuro más equitativo y próspero.

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