El informe del McKinsey Global Institute examina el estancamiento de la productividad en 125 economías durante los últimos 25 años y destaca la necesidad de impulsar inversiones que aceleren la productividad en empresas y líderes de economías avanzadas y emergentes. A pesar de que el crecimiento de la productividad a nivel mundial ha sido notable en las últimas décadas, América Latina se ha mantenido prácticamente igual durante este período, a diferencia de regiones como China e India, que han logrado avances significativos.

En el caso específico de América Latina y el Caribe, hace 25 años su nivel de productividad estaba por encima de otras regiones emergentes, pero en la actualidad su crecimiento es inferior al cero por ciento y se encuentra por debajo de otras zonas mencionadas. Se destaca la importancia de la inversión en innovación tecnológica para impulsar el crecimiento de la producción y la productividad, así como para reducir la inflación, mejorar los equilibrios fiscales y disminuir las tasas de pobreza y desigualdad.

América Latina ha tenido el crecimiento de productividad más bajo entre las economías emergentes, incluso por debajo de la mayoría de las avanzadas, con un aumento del 2% entre 2002 y 2007 que luego volvió a caer. Las economías latinoamericanas han perdido empleo manufacturero a pesar del bajo crecimiento de la productividad en este sector, lo que se atribuye en parte a la dependencia de las exportaciones de materias primas.

El informe clasifica las economías en carriles de rápido, medio y lento crecimiento de la productividad, y señala que las economías de América Latina se encuentran por debajo de las economías de Asia emergente en esta medida. Se destaca la importancia de la inversión como causa principal del rezago de América Latina en comparación con otras economías emergentes exitosas, y se mencionan acciones clave que pueden tomar estas economías para impulsar su productividad.

Se mencionan también en el informe enigmas que podrían afectar el futuro crecimiento de la productividad, como el envejecimiento de la población, el trabajo híbrido, la creciente importancia de los servicios, tensiones comerciales e interrupciones en la cadena de suministro, y la transición energética. En este sentido, se señala la importancia de impulsar la inversión de capital hacia una urbanización efectiva, el aumento del tamaño y la productividad de los sectores de servicios y construcción, y la sofisticación e interconexión global de la manufactura.

En resumen, el informe del McKinsey Global Institute destaca la importancia de impulsar la inversión en innovación tecnológica para acelerar el crecimiento de la productividad en América Latina, que ha quedado rezagada en comparación con otras economías emergentes exitosas. Se mencionan acciones clave que pueden tomar las economías de la región para mejorar su productividad, así como enigmas futuros que podrían afectar este crecimiento en el horizonte.

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