Un hombre fue condenado a 20 años de reclusión mayor por cometer incesto y abuso sexual y psicológico contra su hija de 5 años en Santiago. La investigación de la Fiscalía de Santiago confirmó los hechos gracias a las evaluaciones sexológicas y psicológicas realizadas a la niña, cuyo testimonio fue corroborado por una maestra de la escuela. Los jueces del Segundo Tribunal Colegiado determinaron la culpabilidad del hombre, cuya identidad fue protegida, al revelar una serie de delitos sexuales sufridos por la menor en el hogar que compartía con su hermano y su agresor.
El fiscal litigante reveló que el condenado amenazaba a la niña con represalias si contaba lo que estaba sucediendo, usando su autoridad como padre para obligarla a callar. La víctima confió en su profesora en la escuela, lo que permitió que se iniciara una investigación a cargo de la Unidad de Atención Integral a Víctimas de Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales. Se desplegó un equipo multidisciplinario para brindar asistencia y protección a la víctima, así como para recopilar pruebas contra el agresor.
La evaluación sexológica realizada por la médica ginecóloga forense adscrita al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) confirmó el abuso sexual sufrido por la niña. Además, la psicóloga del Inacif determinó que la menor experimentaba una serie de secuelas psicológicas a raíz del abuso, como tristeza, miedo, pesadillas y vergüenza. Estas pruebas fueron presentadas ante el tribunal, que finalmente condenó al hombre a 20 años de privación de libertad por violar varios artículos del Código Penal Dominicano y la Ley 24-97 sobre Violencia de Género.
La condena refleja la gravedad de los delitos cometidos, incluyendo violencia de género, incesto, abuso sexual y abuso psicológico en contra de la menor. La sentencia fue impuesta teniendo en cuenta la protección de los derechos fundamentales de niños, niñas y adolescentes, y la gravedad de los actos perpetrados por el agresor. La justicia actuó en base a las evidencias presentadas y a la corroboración de los testimonios de la víctima y de los profesionales que la asistieron, garantizando así que se hiciera justicia en este caso de abuso infantil.