Estefany Santana es una evangelista y profeta que ha logrado salir de una vida marcada por la ausencia de su padre, el satanismo y la vida callejera. Actualmente, viaja por todo el mundo anunciando el Evangelio de Jesucristo y proclamando que hay esperanza para jóvenes desenfocados y alejados de sus hogares. Destaca la importancia de la familia, especialmente si está fundamentada en Jesucristo.
A los 16 años, Estefany fue inducida a unirse al satanismo por un desconocido a través de las redes sociales. A pesar de la falta de orientación y cuidado por parte de sus padres, ella misma tomó la decisión de unirse a esta secta. Esto la llevó a participar en rituales satánicos, beber sangre de animales y cortarse los brazos como señal de pacto con el Diablo. Aunque aparentaba llevar una vida normal en casa, estaba sumergida en un mundo terrible.
Después de una oración satánica, su vida cambió radicalmente, experimentando visiones de arañas y serpientes en sueños. A pesar de haber sido criada en principios católicos, Estefany no tenía una relación con Jesucristo y realizaba rituales satánicos a escondidas. Su hermana fue la primera en sospechar que algo no estaba bien, ya que se ausentaba de forma extraña y comenzaba a comportarse de manera distinta.
Estefany critica la división existente en el pueblo evangélico, destacando que no se adhiere a ninguna corriente interna de las iglesias pentecostales debido a que esto solo genera división. Ella se identifica únicamente como seguidora de Cristo y considera que el grupismo dentro de la iglesia evangélica es perjudicial. A lo largo de su vida, ha experimentado diferentes etapas de su fe, desde un evangelio conservador hasta un evangelio extremista.
La evangelista hace un llamado a la conversión, instando a los dominicanos a acercarse a Cristo como única opción de salvación de las almas. Destaca que la sociedad actual está complicada, con muchos jóvenes esclavizados en el pecado, pero ella es un ejemplo de que Dios perdona y restaura vidas. Estefany demuestra que es posible cambiar de vida y encontrar esperanza en Cristo, viviendo de acuerdo a la voluntad de Dios.