Estados Unidos ha reanudado las deportaciones de haitianos vía aérea, tras un receso de cerca de tres meses de no repatriar migrantes al país caribeño afectado por la violencia. El Departamento de Seguridad Interna confirmó que se realizó un vuelo de repatriación de alrededor de 50 ciudadanos haitianos, señalando que ninguno de los deportados tenía una base legal para permanecer en Estados Unidos. Las deportaciones se habían suspendido después de la renuncia del primer ministro de Haití, Ariel Henry, debido a la escalada de violencia.

A comienzos de mes, el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, advirtió que los haitianos que lleguen a suelo estadounidense serán devueltos. Además, el gobierno de Joe Biden no está considerando renovar o expandir el Estatus de Protección Temporal (TPS) para Haití, que protege a los migrantes de la deportación y les otorga permiso de trabajo durante crisis políticas o desastres naturales en sus países de origen. Las repatriaciones de Haití se han llevado a cabo a pesar de los llamados de organismos internacionales y organizaciones de derechos humanos para detener las deportaciones, debido a la violencia y la aguda crisis en el país.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reportó que en marzo pasado, unos 13.000 haitianos fueron repatriados por países vecinos, un 46 % más que en febrero. Esta cifra es preocupante, ya que ocurre en medio de la escalada de inseguridad y el empeoramiento de la situación humanitaria en Haití. Como parte de la crisis, hay casi 100.000 desplazados internos que viven en asentamientos en condiciones deplorables, con necesidades de alimentación, atención médica, agua, apoyo psicológico e instalaciones higiénicas. Estos datos reflejan la urgencia de la situación en el país caribeño y la necesidad de respuestas humanitarias efectivas.

La decisión de Estados Unidos de reanudar las deportaciones de haitianos ha generado preocupación entre las organizaciones de derechos humanos, que han instado al gobierno a detener estas acciones debido a la grave crisis que atraviesa Haiti. La escalada de la violencia, la inseguridad y las condiciones inhumanas en las que viven muchas personas en el país hacen que las deportaciones sean una medida inhumana e injusta. Es necesario que se establezcan políticas migratorias más humanitarias y se brinde apoyo a Haití para enfrentar sus desafíos internos.

La falta de consideración por parte del gobierno de Estados Unidos de extender el Estatus de Protección Temporal para Haití y la decisión de deportar a los migrantes haitianos llegados a su territorio son señales de la falta de solidaridad y empatía con un país que enfrenta múltiples crisis. Las deportaciones no solo no resuelven los problemas subyacentes de Haití, sino que también contribuyen a aumentar la vulnerabilidad de sus ciudadanos y a empeorar la situación humanitaria en el país. Es fundamental que se busquen soluciones sostenibles y se brinde apoyo a Haití para superar sus dificultades.

En este contexto, es necesario que la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, se comprometa a abordar las causas profundas de la crisis en Haití y a brindar apoyo a la población afectada. Se requiere una respuesta coordinada y efectiva para proteger los derechos humanos de los haitianos y garantizar que reciban la asistencia necesaria para reconstruir sus vidas en un entorno seguro y estable. La solidaridad y la colaboración internacional son clave para responder de manera adecuada a la situación en Haití y para evitar que se agrave aún más la crisis humanitaria en el país.

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