El Gobierno español decidió rebajar la escalada de tensión con Venezuela al considerar como soberana la decisión de Nicolás Maduro de llamar a consultas a su embajadora en España y convocar al embajador español en Caracas. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, señaló que estas decisiones son soberanas de cada Estado y no realizó comentarios al respecto. Sin embargo, la ministra de Defensa de España, Margarita Robles, calificó al Gobierno de Maduro como una dictadura, lo que ha generado apoyo por parte de la derecha española.

El Ejecutivo español ha expresado su voluntad de mantener las mejores relaciones posibles con Venezuela, velando por los intereses de la comunidad y las empresas españolas en el país suramericano. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, garantizó que el Gobierno español defenderá sus intereses si es necesario. Por su parte, el opositor venezolano Juan Pablo García considera que la crisis no se agravará, ya que a Maduro no le interesa romper relaciones con España ni viceversa.

La escalada de tensión entre Caracas y Madrid se profundizó luego de que Pedro Sánchez recibiera al abanderado de la oposición venezolana, Edmundo González Urrutia, quien solicitó asilo político en España. Aunque el Congreso español ha propuesto reconocer a González Urrutia como presidente electo de Venezuela, Sánchez sigue alineado con Bruselas en exigir a Maduro las actas de las elecciones del 28 de julio. El alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, señaló que la Comunidad Europea no puede reconocer Gobiernos, pero sí la legitimidad democrática de quienes ostentan el poder.

El canciller venezolano, Yván Gil, afirmó que su país no permitirá ninguna acción injerencista por parte del Gobierno español en asuntos exclusivos de Venezuela. Además, el expresidente boliviano, Evo Morales, condenó la intromisión del Parlamento español en los asuntos internos de Venezuela y criticó a España por albergar a miembros de la derecha que conspiran contra las democracias en la región. La presión internacional sobre Venezuela ha aumentado con sanciones de EE.UU. a funcionarios venezolanos, lo que ha llevado a pedidos de sanciones específicas contra Maduro y su círculo íntimo por violaciones de derechos humanos.

Edmundo González Urrutia, opositor venezolano refugiado en España, ha mantenido un perfil bajo desde su llegada a Madrid, pero ha mantenido contactos políticos con figuras como Mariano Rajoy y Felipe González. La derecha española presiona para que se actúe contra Maduro, con el PP confiando en que el Parlamento Europeo reconozca a González como vencedor de las elecciones. El partido ultraderechista Vox pide al Gobierno el embargo de bienes del régimen de Maduro en España. La incertidumbre y la tensión entre España y Venezuela continúan en medio de llamadas a la defensa de la democracia y los derechos humanos en el país caribeño.

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