Decenas de personas se reunieron recientemente para realizar un encendido de velas en memoria del ecologista Francisco Ortiz Báez, quien fue asesinado a los 39 años. Manifestaron su exigencia de que los responsables de planificar y llevar a cabo su asesinato sean llevados ante la justicia y condenados por el crimen. Ortiz Báez fue asesinado después de denunciar la extracción indiscriminada de materiales para la construcción en el río Tireo, en la provincia de La Vega. Los manifestantes corearon consignas en demanda de justicia mientras recorrían las calles de Tireo. Algunos de ellos gritaban frases como "Todos somos Francisco" y "Queremos pena máxima". La familia de Ortiz Báez denunció su desaparición luego de que él alertara sobre los daños ambientales causados por la extracción de materiales del río Tireo.

El cadáver de Ortiz Báez fue encontrado enterrado en la comunidad de Las Cuevas de Las Sabanas, en la región de San Juan, cerca de la frontera entre Azua y Ocoa. El médico legista que realizó el levantamiento determinó que la muerte del ecologista fue causada por heridas en el cráneo causadas por un arma de fuego. Las autoridades lograron detener a dos sospechosos en relación con el caso. Reyando Cruz Castillo, de 53 años, y Andy Joel Payano, conocido como El Guardia, de 25 años, fueron arrestados durante operativos en varias localidades. A Cruz Castillo se le incautaron una pistola y una escopeta marca Maverick, que según la Policía Nacional, pertenecían a la víctima. Se informó que Cruz Castillo proporcionó información que llevó al descubrimiento del cuerpo de Ortiz Báez en Las Cuevas.

La situación de los defensores del medio ambiente en América Latina y el Caribe es crítica, y el caso de Francisco Ortiz Báez no es una excepción. Su asesinato ha generado indignación y clamor por justicia entre la población, que exige que los responsables sean llevados ante la justicia y condenados por el crimen. La detención de dos sospechosos en relación con el caso ha sido un paso importante, pero la lucha por la protección de los defensores ambientales y la preservación del medio ambiente continua. La comunidad ha demostrado su solidaridad y apoyo a la familia de Ortiz Báez, así como su compromiso con la causa ambiental que él defendía.

El asesinato de Francisco Ortiz Báez no solo ha conmocionado a la comunidad de Tireo y sus alrededores, sino que ha resonado en toda la región. El caso ha puesto de manifiesto los peligros y desafíos a los que se enfrentan los defensores del medio ambiente en su lucha por proteger los recursos naturales y denunciar los abusos contra la naturaleza. La movilización ciudadana en demanda de justicia y el encendido de velas en memoria de Ortiz Báez son muestras de solidaridad y un llamado a que se respeten los derechos de quienes defienden el medio ambiente. La sociedad civil y las autoridades deben trabajar juntas para garantizar la protección de los activistas ambientales y para que los responsables de su asesinato rindan cuentas por sus acciones.

El legado de Francisco Ortiz Báez como defensor del medio ambiente perdurará en la memoria de aquellos que luchan por la protección de la naturaleza y la justicia ambiental. Su valiente denuncia de los daños ambientales causados por la extracción indiscriminada de materiales en el río Tireo fue un acto de coraje y compromiso con la causa ambiental. Su trágica muerte a manos de quienes buscaban silenciarlo es un recordatorio de los riesgos que enfrentan aquellos que defienden la tierra y el agua. La comunidad no olvidará su sacrificio y trabajará para que su legado inspire a futuras generaciones de defensores ambientales. La lucha por la justicia para Francisco Ortiz Báez continuará hasta que se haga justicia y se aplique la ley con todo el peso sobre los responsables de su asesinato.

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