Santo Domingo — Las convulsiones históricas entre las dos naciones de la isla de La Española debido a disparidades en niveles de desarrollo, idiomas, prácticas culturales y conflictos históricos tienden a ser exacerbadas por el colapso institucional en proceso en el lado oeste, donde los recursos naturales más importantes parecen estar viviendo sus últimos años a través de depredaciones desenfrenadas en cuencas y arroyos. La República Dominicana ha visto desaparecer 28 ríos, casi 638 arroyos y más de 12,000 manantiales y desembocaduras durante décadas, pero la construcción de embalses permite obtener un beneficio considerable del agua a través de esfuerzos privados y oficiales para defender la riqueza hídrica.

Por otro lado, los países occidentales heredan la destrucción temprana de su vegetación como una causa permanente de sed. La deforestación a gran escala y la erosión del suelo causadas por el hombre comenzaron en la época colonial y continúan en la actualidad con la sustitución de cultivos de maíz y frijoles. Desde 1826, los gobiernos haitianos han promulgado 1001 leyes y políticas destinadas a proteger los árboles y la fertilidad, pero la mayoría de esos esfuerzos han producido resultados decepcionantes. Haiti ha sido sometido durante casi un siglo a una urbanización acelerada, actividades agrícolas destructivas, degradación del suelo y mal manejo de desechos, lo que afecta la disponibilidad de agua dulce.

El colapso institucional que hace imposible la democracia en la nación vecina lleva a tocar severamente a la República Dominicana con la imposición de la decisión unilateral de políticos y empresarios que, detrás de la autoridad restante en Haití, lanzaron la construcción de un canal conectado al río Dajabón o Masacre en violación de un tratado binacional de 1929. La presión migratoria está creciendo y la República Dominicana siente la intensificación para acoger sin restricciones a cada haitiano que huye de la violencia de las pandillas bien armadas que siembran agresiones por todas partes.

La agencia de refugiados de la ONU, ACNUR, ha publicado un documento doloroso para la comunidad dominicana con el discurso insistente de que el país debería acoger indiscriminadamente y como refugiados a los haitianos que huyen debido a "importantes necesidades humanitarias, incluida atención médica, alimentos, ropa y alojamiento temporal". Con el apoyo de sectores nacionales, el presidente Luis Abinader ha reiterado firmemente que su gobierno no establecerá campamentos para recibir refugiados incluso ante acusaciones de que el país está "repatriando haitianos con poco respeto por los derechos humanos".

La instalación de una fuerza de paz en Haití dirigida por Kenia provocó que la OEA instara a todos los países de la región a apoyar a las fuerzas de seguridad de Haití para restaurar la seguridad perdida a causa de la violencia de grupos. La OEA pidió a los estados miembros que proporcionen apoyo inmediato y adecuado a las fuerzas de ley y orden de Haití en la medida de lo posible y con base en sus legislaciones nacionales. También instó a la comunidad internacional a apoyar a Haití en una transición democrática a través de asistencia financiera, experiencia técnica y la presencia de una misión de seguridad multinacional ya aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU.

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