Las iglesias evangélicas y las ONG sirvieron como lugares de reclutamiento para integrantes de la red Gaviota e Invest Winner para llevar a cabo una estafa piramidal tipo Ponzi. El Ministerio Público presentó una solicitud de medida de coerción contra los 8 involucrados, señalando que el esquema carecía de transparencia en cuanto a las ganancias generadas y las inversiones realizadas, utilizando testimonios falsos para generar confianza en los inversores.
El grupo complicaba intencionalmente la estructura de inversión y las estrategias de trading para evitar que los inversores comprendieran realmente lo que estaba sucediendo. Crearon una supuesta academia de trading y una vez que el esquema colapsaba, los acusados cedían las acciones de las empresas y desaparecían de sus domicilios habituales, trasladándose a otras provincias o saliendo del país.
La red criminal operó desde finales de 2020 hasta septiembre de 2022, liderada por Rafael Martínez Batista y Eridania García Veloz Martínez, con la colaboración de diversas personas en actividades de reclutamiento y captación de víctimas. Utilizaban distintas empresas para darle apariencia de legalidad a sus actividades, incluyendo Investor Winner IW, IXI INTERMENCOM, Guro Investments, entre otras.
El modus operandi consistía en convocar a las víctimas a sesiones de "entrenamiento" en las oficinas de las empresas, ubicadas en el Distrito Nacional y en Higüey, provincia La Altagracia. Utilizaban el sistema de referencias para reclutar víctimas y crearon páginas web y perfiles en redes sociales para dar apariencia de seriedad a las empresas involucradas en la estafa. Una vez que el esquema colapsaba, eliminaban las páginas web y borraban el contenido de las redes sociales.
La estructura criminal se valía de estrategias de reclutamiento en iglesias evangélicas y ONG para captar nuevas víctimas y engañarlas con un esquema fraudulento sin transparencia. El esquema operó durante más de un año, liderado por Rafael Martínez Batista y Eridania García Veloz Martínez, con la colaboración de varios socios en el reclutamiento y captación de víctimas. Utilizaban empresas ficticias para darle apariencia legal a sus actividades, y una vez colapsado el esquema, desaparecían de sus domicilios habituales y se trasladaban a otras provincias o salían del país.