El descubrimiento arqueológico realizado en agosto de 2022 en el Monumento Natural Cabo en la parte oriental de la Península de Samaná resultó ser mucho más significativo de lo anticipado. Tras realizar numerosas pruebas, se descubrió que lo que hoy es la República Dominicana fue el hogar de los primeros humanos en habitar las Antillas hace casi 5,500 años, refutando la creencia anterior de que solo había ocurrido hace aproximadamente 3,000 años. Esta población fue llamada "samaneses" y pertenecía a la tradición casimiroid o mordanoid.
Los restos arqueológicos fueron descubiertos en el "Abrigo de Daniel", un lugar que fue utilizado como vivienda y más tarde como un área ritual que se convirtió en un cementerio, siendo el más antiguo encontrado en las Antillas. Se recuperaron 26 restos humanos en este cementerio, que presentaban signos de entierro ritual.
Según los análisis antropológicos y dentales, se determinó que estos habitantes consumían una dieta basada en proteínas derivadas de cangrejos, pescados y roedores endémicos de la isla. Se encontraron restos de maíz en sus utensilios, lo que sugiere que también cultivaban plantas.
Los estudios de ADN indican que este grupo migró desde el sur de Belice y América Central hacia las Antillas, estableciendo así la conexión genética entre los primeros habitantes de la isla y los antepasados mayas de América Central. Esta migración se realizó en grandes canoas, demostrando un alto nivel cultural y social en estas poblaciones antiguas.
Se identificaron huesos de animales extintos, como diferentes especies de perezosos y monos que ya no habitan en la República Dominicana. Estos hallazgos representan una valiosa herencia ancestral para el país y se espera que sean exhibidos próximamente en varios museos nacionales.