El papa Francisco criticó el mal uso de la fe para aprovecharse de la gente durante la misa que presidió en Trieste, Italia. En su homilía, defendió la idea de una fe activa que se preocupa por las injusticias del mundo y denuncia el mal. Además, animó a los fieles a escandalizarse ante las miserias de la sociedad y a no ignorar la realidad, especialmente las zonas oscuras de la vida. El pontífice lamentó que muchas personas utilicen la fe para obtener beneficios personales y enfatizó que eso no es verdadera fe.

Durante la misa, el papa Francisco denunció la anestesia de la sociedad contemporánea causada por el consumismo y la obsesión por la acumulación de bienes materiales. En lugar de ignorar la realidad, el pontífice llamó a los fieles a reconocer la presencia de Dios en los rostros de aquellos que sufren y que son marginados. Utilizó como ejemplo al poeta de Trieste, Umberto Saba, para ilustrar cómo la infinitud de Dios se manifiesta en la miseria humana y en las personas olvidadas y marginadas.

El papa Francisco también instó a los fieles a no permanecer indiferentes ante las injusticias del mundo, como el sufrimiento de los inmigrantes, los problemas del trabajo y la vida humillada. Criticó la falta de empatía de las personas ante el dolor ajeno y provocó el aplauso de los asistentes al cuestionar por qué tememos encontrarnos con Cristo en los menos favorecidos. Desde Trieste, ciudad fronteriza y multicultural, el pontífice abogó por el sueño de una nueva civilización basada en la paz y la fraternidad, instando a indignarse ante la brutalidad y el sufrimiento que afecta a tantas personas en el mundo.

El papa argentino realizó un breve viaje de seis horas a Trieste para clausurar la 50ª Semana Social de los Católicos de Italia y conversar sobre el estado de la democracia. Durante su visita, tuvo la oportunidad de encontrarse con la señora María, de 111 años, antes de oficiar la misa en el centro de la ciudad. Francisco enfatizó la importancia de mantenerse alerta ante las injusticias y el sufrimiento en el mundo, y abogó por construir una sociedad basada en la fraternidad y el respeto mutuo. Su mensaje resonó entre los fieles reunidos en la plaza Unidad de Italia, quienes aplaudieron sus llamados a la acción y la solidaridad.

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