El obispo auxiliar de la Arquidiócesis local, monseñor Carlos Tomás Morel Diplán, afirmó que en el mundo no todo está perdido y que muchas personas tienen esperanzas en la construcción de una mejor sociedad basada en la equidad, el respeto y la solidaridad entre los seres humanos. Durante la homilía de la misa nocturnal en la Catedral Santiago Apóstol, destacó que han confirmado a más de tres mil jóvenes de diferentes parroquias de las diócesis de La Vega y Santiago, con un calendario lleno de más confirmaciones hasta agosto de este año. Esto representa un rayo de esperanza en un mundo lleno de conflictos y desigualdades.

Monseñor Morel Diplán resaltó la importancia de la fe y la esperanza en la visión de un futuro mejor, en contraposición a la perspectiva negativa de quienes solo ven destrucción y fracaso. En las parábolas de las sagradas escrituras se destacó la labor de los sembradores, quienes siembran con la esperanza de cosechar y alimentar a sus familias. Además, señaló que el poder muchas veces es mal utilizado por aquellos a quienes se les confiere un rol de autoridad, quienes en lugar de ayudar a resolver problemas, humillan y oprimen a los demás.

El aumento en la cantidad de jóvenes que han sido confirmados se debe al trabajo dedicado de los catequistas, según monseñor Morel Diplán. Agradeció a estos catequistas por el arduo trabajo realizado y destacó la importancia de su labor en la formación de la comunidad. La fe y la participación activa en la comunidad religiosa se presentan como una alternativa constructiva frente a un mundo marcado por la violencia, la división y la marginación de los más vulnerables.

La visión positiva y fundamentada en la fe se contrapone a la perspectiva pesimista y derrotista de quienes solo ven problemas y fracasos a su alrededor. Monseñor Morel Diplán exhortó a mantener la esperanza en la construcción de una sociedad más justa y solidaria, basada en el respeto mutuo y la colaboración entre las personas. Destacó la importancia de seguir sembrando la fe y la esperanza en las generaciones jóvenes, quienes representan el futuro de la Iglesia y de la sociedad en general.

En un mundo marcado por la desigualdad, la violencia y la falta de valores éticos, la labor de la Iglesia y de sus representantes adquiere una relevancia especial, al proporcionar un mensaje de esperanza y solidaridad. Monseñor Morel Diplán sostuvo que es necesario seguir promoviendo la fe y la fraternidad entre los seres humanos, como base para la construcción de una sociedad más justa y equitativa. En este sentido, resaltó la labor de los catequistas y la importancia de su compromiso en la formación de la comunidad religiosa y en la transmisión de los valores evangélicos a las nuevas generaciones.

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