República Dominicana ha construido un muro de 164 km a lo largo de su frontera con Haití, con el objetivo de protegerse de la inmigración ilegal, la violencia y el contrabando que provienen del país vecino. Este proyecto es parte de la política de endurecimiento del presidente Luis Abinader hacia Haití, que incluye redadas migratorias, deportaciones y el cierre de pasos fronterizos. Abinader se presenta a la reelección y destaca el muro como una de las obras más importantes que cambiará para siempre la República Dominicana.

El muro comienza en Pedernales, un lugar turístico en la playa que limita con Anse-à-Pitre, en Haití, donde la violencia de las pandillas de la capital no se percibe. La estructura se compone de una base de concreto y una verja con alambres en la parte superior, custodiada por militares fuertemente armados. A pesar de la presencia militar, en Pedernales se percibe una actitud más distendida entre los habitantes de ambos lados de la frontera, lo que refleja una relación de hermandad entre las comunidades.

El muro abarcará 164 km de los 340 km de frontera que comparten República Dominicana y Haití en la isla La Española. Abinader afirma que gracias al muro, los delitos como el robo de ganado han disminuido en un 80% en algunas zonas. Sin embargo, expertos consideran que la infraestructura física no detendrá el flujo migratorio ni el contrabando de drogas y armas. A pesar de las críticas, la mayoría de la población apoya la gestión de Abinader y su política migratoria más estricta.

En lugares como Jimaní, el cruce fronterizo más cercano a la capital haitiana, la presencia militar es más intensa y se han incrementado los controles en respuesta a la crisis política y social en Haití. Sin embargo, la corrupción sigue siendo un problema, ya que algunos comerciantes denuncian que los haitianos pueden cruzar la frontera a cambio de dinero sin mayores obstáculos. Esta situación refleja la complejidad de la frontera y las limitaciones de la infraestructura para detener por completo la inmigración ilegal y el contrabando.

A pesar de las críticas y dudas sobre la efectividad del muro, Abinader ha encontrado poco oposición a su proyecto, incluso por parte de su principal rival político, Leonel Fernández. La construcción del muro se percibe como un símbolo de control y seguridad en un contexto de incertidumbre en la región. Sin embargo, la realidad en la frontera revela la complejidad de la situación y la necesidad de abordar las causas profundas de la migración y la violencia en lugar de simplemente construir barreras físicas.

En resumen, el muro fronterizo entre República Dominicana y Haití es parte de una estrategia más amplia del gobierno dominicano para controlar la inmigración y el contrabando. A pesar de las promesas de seguridad y control, la efectividad del muro es cuestionada por expertos y comerciantes locales, que señalan la persistencia de la corrupción y la adaptabilidad de los traficantes a las nuevas medidas de seguridad. La construcción del muro refleja la complejidad de las relaciones entre ambos países y la necesidad de abordar las causas subyacentes de la migración y la violencia en la región.

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