El metro de Nueva York cumplió 120 años de servicio ininterrumpido el pasado domingo 27 de octubre. Desde su apertura en 1904, ha transportado a miles de millones de personas, incluyendo a cientos de millones de dominicanos, a lo largo de más de 43,800 días de operaciones. Inicialmente, el sistema de metro contaba con una línea de unos 15 kilómetros que conectaba la Alcaldía en Manhattan con la calle 145 en Harlem, con un costo de cinco centavos por pasajero. Actualmente, el costo del boleto es de $2.90 dólares.

En la actualidad, alrededor de 3.6 millones de personas abordan diariamente las 36 líneas de trenes que conectan Manhattan, Queens, Brooklyn y El Bronx en la Gran Manzana. La mayoría de las líneas del metro son subterráneas y recorren un total de 1,070 km, con 472 estaciones en funcionamiento, incluyendo las 19 en el Alto Manhattan. La estación más profunda se encuentra en la calle 191 con la avenida Saint Nicholas, en el Alto Manhattan, a 54 metros debajo de la tierra.

La línea A realiza el recorrido más largo, desde la estación de la calle 207 en el Alto Manhattan hasta Far Rockaway en Queens, con casi 51 kilómetros de distancia. En cuanto a la cantidad de usuarios, en 2019 se transportaron mil 698 millones, mientras que en 2020, durante la pandemia de Covid-19, la cantidad disminuyó a 640 millones. En los años siguientes, el número de usuarios ha ido en aumento, llegando a 1,151 millones en 2023.

Más de un siglo de servicio ha permitido que el metro de Nueva York se convierta en parte integral de la ciudad y de su gente. Se ha adaptado y evolucionado junto con la mentalidad neoyorquina, reflejando la determinación, resiliencia y cultura de sus habitantes. A pesar de los desafíos pasados, presentes y futuros, el metro sigue siendo un símbolo de la ciudad y merece el amor y apoyo de sus usuarios y de la comunidad en general.

En medio del ajetreo y el bullicio de una ciudad tan grande y diversa como Nueva York, el metro se destaca como un servicio público arraigado en la historia, la cultura y la comunidad de la ciudad. A pesar de los problemas que pueda enfrentar, sigue siendo un pilar fundamental para el transporte de millones de personas cada día. Su importancia en la vida diaria de los neoyorquinos es innegable y su legado perdurará a lo largo de los años.

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