En un viernes por la mañana, miles de haitianos se aglomeran en el puente fronterizo hacia República Dominicana para asistir al mercado de Dajabón. Este mercado es el más concurrido de todos los que se encuentran a lo largo de la frontera, y miles de personas asisten cada lunes, viernes y domingo. A las 8:00 a.m., los militares del Cesfront abren las puertas del puente, separando a hombres y mujeres para verificar sus huellas dactilares. Algunos haitianos, cargados con comida y productos para vender, se empujan para entrar, generando tensión en el ambiente.

Con medidas de seguridad y control fronterizo, los haitianos ingresan de a poco a la República Dominicana para asistir al mercado de Dajabón. El veto a la prensa es evidente, con militar tomando fotografías para identificar a los periodistas que intentan documentar la situación. Algunos haitianos llevan carretillas con productos para vender en República Dominicana, mientras que otros compran en el país para revender en Haití. La vida para personas como Alfredo significa comprar en un país libre y vender en otro marcado por la violencia.

En el interior del mercado, compuesto por pasillos laberínticos llenos de mercancías, se observa a vendedores dominicanos y haitianos ofreciendo una amplia variedad de productos como ropa, perfumes, bolsos, frutas, verduras, cigarrillos y más. Los compradores caminan con prisa, aprovechando al máximo su tiempo en el mercado. Wilson, un comerciante dominicano, ha experimentado una disminución del 60% en sus ventas debido a la situación de violencia en Haití, que dificulta el acceso de compradores desde ese país.

Los mercados binacionales, como el de Dajabón, representan un importante motor de comercio para las ciudades de Haití. Sin embargo, la violencia en el país ha reducido la actividad comercial en muchos lugares, limitando el beneficio de estos intercambios a las localidades más cercanas a la frontera. Durante un recorrido por varios mercados fronterizos, se observa cómo cientos de personas acuden pacíficamente a comerciar, demostrando la importancia de estos mercados para la economía de Haití en medio de su situación de violencia y estancamiento económico.

En medio de la visita al mercado, un incidente sorprendente ocurre cuando el vehículo de Diario Libre regresa con una rueda pinchada, indicando un posible sabotaje. A pesar de este contratiempo, los mercados binacionales siguen siendo un importante mecanismo de apoyo para Haití, permitiendo a los vendedores de ambos países ganarse la vida y colaborar como países vecinos a pesar de los desafíos y obstáculos que puedan surgir en la frontera.

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