Pete Rose fue recibido con entusiasmo en la habitación 1154 de Essex House, con una sonrisa en el rostro y un suéter rojo. Elogió a Mike por una columna sobre los Knicks y luego habló sobre su nuevo libro "Mi prisión sin barrotes". En este libro, Rose finalmente se enfrenta a su adicción al juego y las consecuencias que tuvo en su vida durante los últimos 15 años.
Rose mencionó que el libro no estaba destinado a persuadir a Bud Selig para que lo reintegrara al béisbol. A lo largo de sus 35 años de vida, Rose ha enfrentado críticas y burlas, pero nunca había sido completamente honesto en sus declaraciones. Trató de medir la opinión pública y adaptarse a ella, pero finalmente falleció a los 83 años.
Durante su carrera, Rose acumuló 4,256 hits, más que cualquier otro jugador en la historia del béisbol. Su momento más icónico fue en 1985, cuando superó a Ty Cobb. A pesar de sus logros, Rose también enfrentó controversias como mánager de los Rojos y su ausencia en el Salón de la Fama por su conducta fuera del campo.
El legado de Rose en el béisbol es único y ha dejado una huella imborrable en la historia del deporte. Su enfoque en vivir con las cartas que le repartió la vida es un recordatorio de la lucha y la resiliencia que requiere el éxito en cualquier campo. A través de su libro, Rose logró mostrar su lado más vulnerable y honesto, dando un giro final a su tumultuosa vida llena de altibajos.
A pesar de las críticas y la controversia que rodearon su carrera, Pete Rose será recordado como uno de los jugadores más talentosos y apasionados que haya visto el béisbol. Su legado va más allá de los números y récords que dejó en el campo; representa una historia de lucha, superación y redención que resonará con los fanáticos de este deporte durante generaciones. Rose fue más que un jugador de béisbol, fue un símbolo de perseverancia y determinación.