El primer ministro de Granada, Dickon Mitchell, informó sobre los graves daños provocados por el huracán Beryl en las islas de Carriacou y Pequeña Martinica. Señaló que los daños son extremos y que casi todos los hogares han sido afectados, con la falta de electricidad y dificultades en las comunicaciones. El gobernador de las islas, Kevin Andrew, reportó devastación en todas partes, incluyendo edificios dañados y techos volados.
Mitchell advirtió a la población a mantenerse segura en los refugios y tener paciencia, ya que no es seguro enviar personas a las carreteras en este momento. Afirmó que esperaba que fuera seguro enviar ayuda a las islas más tarde en el día. Además, planeaba viajar a Carriacou para evaluar los daños y brindar un informe completo a la nación. En Granada, se registraban fuertes vientos, mareas de tempestad y precipitaciones.
El mandatario mencionó que unas 3.000 personas se encontraban refugiadas en más de 100 albergues en la isla, asegurando que el Gobierno haría todo lo posible por mantenerlas seguras. Dio instrucciones a la Autoridad de la Vivienda y al Ministerio de Finanzas para identificar proveedores locales y garantizar la ayuda necesaria. Mitchell expresó optimismo en que la Comunidad del Caribe (Caricom) brindaría asistencia tras el impacto del huracán.
Por último, el primer ministro hizo un llamado a la solidaridad y cooperación de la comunidad internacional para ayudar a la recuperación de las islas afectadas por el huracán Beryl. La prioridad era garantizar la seguridad de los ciudadanos y brindar apoyo en la reconstrucción de las zonas dañadas. La situación en Carriacou y Pequeña Martinica era crítica, con importantes daños en infraestructuras y necesidades urgentes de suministros básicos y eléctricos. La respuesta y coordinación entre las autoridades locales y la comunidad internacional eran fundamentales en la respuesta a la crisis provocada por el huracán.