El Frente Amplio convocó a la población a un cacerolazo frente al Congreso Nacional para rechazar la propuesta de modernización fiscal del Gobierno, argumentando que afecta principalmente a la clase media y los más pobres. Consideran inaceptable que el 80% de la carga impositiva recaiga en estos sectores, profundizando la regresividad del sistema tributario. Se citó el caso de un banco privado que ganó 30 mil millones de pesos el año pasado y solo pagó 7 mil 384 millones en impuestos, sugiriendo que con una mayor contribución seguirían teniendo ganancias significativas.

Se señaló que la reforma fiscal propuesta por el presidente Abinader no contribuiría a una mayor justicia fiscal, ya que no apunta a las ganancias de los sectores más pudientes para aumentar la recaudación, sino que carga la mayor parte del impuesto sobre la clase media y los más pobres. Se argumentó que los bancos y las AFP obtienen ganancias considerables a partir del dinero de los ahorrantes y de las grandes reservas, pero no contribuyen equitativamente al Estado. Se planteó la necesidad de que un gobierno con voluntad política tome medidas para una verdadera justicia fiscal, en lugar de incrementar los impuestos de aquellos con menores ingresos.

Se hizo un llamado a la movilización cívica, pacífica y ordenada como medida para hacer escuchar la voz del pueblo en contra de la propuesta tributaria. Se resaltó la importancia de la participación ciudadana en las calles y plazas para manifestar el rechazo a la reforma fiscal. Se mencionó la convocatoria a un cacerolazo en el Alto Manhattan como muestra de solidaridad con la protesta en República Dominicana. Se enfatizó que la movilización es necesaria para defender los intereses de los sectores medios y pobres que se verían afectados por la propuesta del Gobierno.

Se planteó la idea de que la reforma fiscal propuesta no contribuiría a revertir la regresividad del sistema tributario, sino que la profundizaría al cargar más impuestos a quienes tienen menos recursos. Se hizo hincapié en la necesidad de una redistribución justa de la carga impositiva, apuntando a los sectores de mayor poder adquisitivo para aumentar las recaudaciones. Se criticó la preferencia de las autoridades por proteger a los más ricos en vez de velar por los intereses de los sectores menos favorecidos.

Se destacó que una verdadera justicia fiscal implicaría que los sectores más pudientes contribuyan de manera equitativa al Estado, en lugar de cargar la mayor parte de los impuestos sobre la clase media y los más pobres. Se argumentó que las ganancias de los bancos y las AFP provienen en gran medida de los fondos de los trabajadores y trabajadoras, sin que estos sectores aporten adecuadamente al bienestar del país. Se planteó la necesidad de cambios en el sistema tributario para garantizar una distribución justa de la carga impositiva y evitar un mayor empobrecimiento de aquellos con menos recursos.

En resumen, el Frente Amplio convocó a la población a un cacerolazo en rechazo a la propuesta de modernización fiscal del Gobierno, argumentando que afecta desproporcionadamente a la clase media y los más pobres. Se criticó que la carga impositiva recae en sectores vulnerables en vez de apuntar a los sectores más pudientes. Se llamó a la movilización como forma de hacer escuchar la voz del pueblo y defender los intereses de quienes se verían perjudicados por la reforma fiscal. Se planteó la necesidad de una redistribución equitativa de la carga impositiva para garantizar una justicia fiscal verdadera.

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