La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, señaló que la economía mundial ha resistido mejor de lo esperado a las crisis, pero alertó sobre el mal desempeño de los países de bajos ingresos. Aunque el crecimiento se está manteniendo y la inflación está disminuyendo, los impactos de la pandemia y otros eventos como la guerra de Ucrania están siendo más profundos en los países pobres. Los análisis muestran que los países ricos y emergentes tienen menos miedo a los shocks que los países de bajos ingresos. Georgieva participó en un foro en Washington junto al presidente del Banco Mundial para analizar cómo promover la estabilidad macroeconómica y el crecimiento en estos países.
Según Georgieva, el Producto Interior Bruto (PIB) de los países de bajos ingresos se encuentra un 10% por debajo de las proyecciones anteriores a la pandemia, con altos niveles de endeudamiento que representan el 13% del PIB. Esta situación dificulta que estos países puedan ponerse al día y afecta a sus posibilidades de mejorar en áreas como la salud y la educación. La directora del FMI expresó su preocupación por la dificultad que enfrentan estos países para pagar sus deudas, ya que ello implica postergar mejoras en sectores clave. Por su parte, el presidente del Banco Mundial destacó que algunos países gastan más en deuda que en servicios básicos como salud y educación, lo que refleja la gravedad de la situación.
El FMI y el Banco Mundial celebrarán sus reuniones de primavera en abril, donde los desafíos de los países de bajos ingresos serán uno de los temas principales. Georgieva anunció que en los próximos años el FMI centrará más su atención y programas en estos países. Se estima que en los próximos cuatro años, los países de bajos ingresos necesitarán 814.000 millones de apoyo internacional, siendo crucial la participación del sector privado a nivel nacional e internacional. A pesar de las dificultades, se busca encontrar soluciones para promover el crecimiento sostenible e inclusivo en estos países y avanzar hacia los objetivos de desarrollo sostenible.
La preocupación por la situación de los países de bajos ingresos se debe a que el impacto de la pandemia y otros eventos se siente con mayor intensidad en estas naciones. Aunque la economía mundial está superando las expectativas iniciales, la crisis económica ha afectado de manera desproporcionada a los países más vulnerables. El temor a los shocks económicos es mayor en los países de bajos ingresos, lo que dificulta su recuperación y limita su capacidad de invertir en salud, educación y otros servicios básicos. Esto destaca la necesidad de encontrar soluciones sostenibles para apoyar a estos países y facilitar su crecimiento económico.
Las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial serán un espacio para abordar estos desafíos y plantear estrategias para impulsar el desarrollo en los países de bajos ingresos. Se busca canalizar apoyo internacional hacia estas naciones, con un enfoque en la inversión privada como complemento a la financiación de las instituciones financieras internacionales. La crisis actual ha puesto de manifiesto la importancia de trabajar en conjunto para garantizar la estabilidad macroeconómica y promover un crecimiento inclusivo y sostenible en todo el mundo, especialmente en los países más vulnerables.