El té es una de las bebidas más antiguas del mundo y la segunda más consumida después del agua. Su importancia cultural, económica y para la salud es tal que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 21 de mayo como el Día Internacional del Té. Cuando se habla de té, se refiere al derivado de la planta Camellia sinensis, y no a infusiones de hierbas como la manzanilla o el tilo, que son consideradas infusiones pero no té. Los tipos de té que derivan de la Camellia sinensis incluyen el té blanco, verde, amarillo, oolong, negro y fermentado o dark tea.
La historia del té se remonta a hace más de 5,000 años en China, cuando en la provincia de Yunnan se intentó realizar una bebida medicinal sumergiendo hojas frescas en agua caliente, convirtiéndose posteriormente en una bebida de uso cotidiano. La ONU, con motivo del Día Internacional del Té, promueve medidas colectivas dirigidas a llevar a cabo actividades en favor de la producción y el consumo sostenibles de té, así como aumentar la conciencia sobre su importancia en la lucha contra el hambre y la pobreza. Debido a que las cosechas de té se dan en condiciones agroecológicas específicas, no todos los países pueden producirlo, y los cultivos podrían verse afectados por las secuelas del cambio climático.
La efeméride del Día Internacional del Té se conmemora desde el 2020, buscando en esta ocasión honrar a las mujeres que forman parte del sector, así como resaltar los beneficios que esta bebida aporta a la economía. El lema de este año es "Honrar a las mujeres de todo el mundo, de la cosecha a la taza", destacando el papel fundamental que desempeñan las mujeres en la producción y elaboración del té. A través de esta festividad, se busca también concientizar sobre la importancia de mantener prácticas sostenibles en la producción de té y el impacto positivo que esto puede tener en la sociedad en su conjunto.
El té no solo es una bebida popular a nivel mundial, sino que también ha sido objeto de estudios que han demostrado los beneficios que puede aportar a la salud. Se ha observado que el consumo de té puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejorar la función cerebral, promover la pérdida de peso, y tener propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Además, el té es una fuente natural de polifenoles, catequinas y otros compuestos beneficiosos para la salud, lo que lo convierte en una opción saludable para incluir en la dieta diaria.
En conclusión, el té es una bebida milenaria con una historia rica y variada, que ha sido importante para diversas culturas a lo largo del tiempo. Además de su relevancia cultural y económica, el té también ofrece beneficios para la salud, lo que lo convierte en una elección popular entre las bebidas a nivel mundial. A través del Día Internacional del Té, se busca concientizar sobre la importancia de su producción sostenible y honrar a las personas que trabajan en el sector, especialmente a las mujeres.