El orgasmo es una descarga de tensión física acompañada de una intensa sensación de placer que se experimenta tanto en hombres como en mujeres. En el orgasmo femenino, se contraen con fuerza y a intervalos regulares las áreas localizadas de vasodilatación de la vulva y vagina. El clítoris es el órgano preparado fisiológicamente para desencadenar la respuesta orgasmica en las mujeres, siendo estimulado mediante diversas formas como el coito, la masturbación o el roce. En el hombre, la respuesta orgasmica se divide en dos fases, la emisión y eyaculatoria, experimentando una intensa sensación de placer con la expulsión del semen.

Hoy se celebra el Día Mundial del Orgasmo Femenino con el objetivo de generar conciencia sobre la sexualidad de las mujeres y su derecho al placer, ya que aún existen tabúes y miedos en torno a su expresión sexual. Una investigación publicada en el Journal Sexual Medicine en 2017 concluyó que la estimulación genital activa diferentes regiones cerebrales antes, durante y después del orgasmo, manteniéndose activas tanto en la masturbación como en el orgasmo inducido por la pareja. Entre las regiones cerebrales más activas se encuentran el área del lóbulo frontal, las amígdalas cerebrales, el núcleo accumbens, entre otros, asociadas a la memoria afectiva, emociones y búsqueda de satisfacción.

El orgasmo va más allá de lo biológico y se convierte en una respuesta fisiológica, emocional y social que une el cuerpo a la capacidad de gozar y compartir la experiencia sexual. Sin embargo, los condicionantes socioculturales han limitado la expresión del deseo sexual, causando anorgasmia o falta de orgasmo femenino. La anorgasmia se define como la ausencia persistente o recurrente del orgasmo y puede estar influenciada por factores como fármacos, patologías orgánicas, la relación con el cuerpo, la experiencia sexual previa, entre otros. Los condicionantes culturales y religiosos también juegan un papel importante en la inhibición de la respuesta orgásmica en las mujeres.

Los problemas sexuales más frecuentes surgen por información errónea, mitos, ideas rígidas, culpa, ansiedad, escaso registro del cuerpo y las sensaciones, falta de comunicación en la pareja, efectos colaterales de fármacos, enfermedades físicas y mentales, entre otros factores. Muchas mujeres han asimilado cambios en los patrones de género logrando autonomía y rescate de sus cuerpos, mientras que otras han quedado rezagadas pensando que el goce sexual es propio de mujeres liberadas. Además, la idea de que todo encuentro sexual es coito con penetración ha sido naturalizada, generando presión en los hombres y pérdida de orgasmo en las mujeres por falta de conexión con sus sensaciones. Los problemas sexuales pueden ser abordados mediante la educación sexual, la comunicación abierta en la pareja y el entendimiento de las necesidades individuales.

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