El Banco Central de la República Dominicana ha afirmado que la fortaleza del sistema financiero es suficiente para mantener la solvencia regulatoria por encima del 10%, incluso en escenarios adversos. En su último informe financiero, se detalla que los activos netos del sistema financiero aumentaron un 11.2% interanual a junio de 2024, con un crecimiento de RD$365,708 millones con respecto al mismo periodo de 2023. El crédito privado en moneda nacional también experimentó un crecimiento del 15.2% anual a julio de 2024, acercándose al crecimiento nominal de la economía, que se sitúa alrededor del 9% anual.
El crecimiento de los activos se atribuye al incremento del patrimonio neto en RD$72,159 millones, un aumento del 19.6% desde junio de 2023 a junio de 2024. En cuanto al índice de solvencia regulatoria de las entidades financieras, se ubicó en 17.6% en marzo de 2024, por encima del mínimo requerido del 10% establecido por la Ley Monetaria y Financiera. Estos excedentes patrimoniales ascienden a RD$174,952 millones, lo que indica una salud financiera sólida que permitiría mantener la solvencia incluso en escenarios adversos.
El Banco Central señala que los resultados de las pruebas de estrés muestran que los excedentes patrimoniales del sistema financiero serían suficientes para garantizar la solvencia regulatoria incluso en escenarios hipotéticos en los que la economía dominicana experimente un crecimiento menor al proyectado. La calidad de la cartera de créditos del sistema financiero es un factor clave en su fortaleza, con una tasa de morosidad del 1.3%. Además, se ha observado un crecimiento neto total de RD$297,000 millones, un aumento del 17.4% desde junio de 2023 a junio de 2024.
La capacidad de los sectores productivos y los hogares de honrar sus compromisos financieros puntualmente ha contribuido a la salud financiera del sistema. Por otro lado, el sistema financiero cuenta con colchones suficientes para absorber posibles deterioros crediticios, lo que añade una capa adicional de solidez. En general, los niveles de solvencia y capitalización del sistema financiero dominicano se mantienen sólidos, lo que se traduce en una mayor confianza en su capacidad para hacer frente a posibles riesgos macroeconómicos.