En las últimas dos décadas, los desastres naturales han tenido un impacto significativo en la población de la República Dominicana, cobrando la vida de 1,784 personas y causando daños económicos graves. Según el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, durante el período de 2001 a 2023, 5 millones 163 mil 600 personas fueron afectadas directamente por estos eventos adversos.
El informe señala que además de las pérdidas humanas, se han registrado importantes pérdidas económicas en el país a causa de desastres naturales. Eventos como los huracanes David y Federico en 1979, así como el huracán Georges en 1998, han impactado significativamente en la economía, llegando a representar hasta el 16% del Producto Interno Bruto (PIB) en algunos casos.
Incluso eventos de menor envergadura, como las inundaciones de los ríos Yuna y Yaque del Norte en 2003, han representado porcentajes significativos del PIB. Las lluvias de noviembre de 2016 y abril de 2017, así como los huracanes Irma y María en 2017, han generado pérdidas económicas estimadas en un 1.50% del PIB.
En el año 2023, las inundaciones causaron en el país 34 muertes, 37,000 desplazados, daños en viviendas y cultivos, así como pérdidas materiales superiores a los US$460 millones, según la Organización de las Naciones Unidas. Las zonas más afectadas por las inundaciones fueron Samaná, Distrito Nacional, Monte Plata y María Trinidad Sánchez, acumulando entre 1,235 y más de 1,566 mm de precipitaciones.
La vulnerabilidad a inundaciones de algunas zonas del país depende tanto de características geológicas del terreno como de los sistemas de drenaje existentes. La provincia de Montecristi suele ser afectada por inundaciones causadas por el desbordamiento de los ríos Yaque del Norte, Chacuey y Maguaca, a pesar de no tener precipitaciones consideradas elevadas.
República Dominicana se encuentra ubicada en el cuarto lugar entre los 10 países de América Latina y el Caribe más expuestos a ciclones tropicales. La gestión de riesgos naturales y la prevención de desastres se vuelven fundamentales para reducir el impacto de estos eventos en la población y en la economía del país.