Daniel Sancho, un español de 30 años, se encuentra actualmente en la prisión de Samui, Tailandia, esperando la sentencia que determinará si es culpable o no del asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta en la isla tailandesa de Phangan en 2023. Sancho se mostró optimista y convencido de que el juez descartará el cargo de asesinato premeditado, ya que considera que la muerte de Arrieta fue un accidente durante una pelea, basándose en pruebas forenses presentadas por la defensa.

Tras más de un año en prisión preventiva, Sancho está impaciente por conocer la sentencia que se emitirá el 29 de agosto. Durante el juicio, el acusado y su equipo de defensa argumentaron que la muerte de Arrieta fue accidental, resultado de una pelea en defensa propia ante un presunto intento de agresión sexual. Por otro lado, la Fiscalía intentó demostrar con pruebas y testimonios que Sancho planificó el asesinato y descuartizamiento de Arrieta, cuyos restos fueron encontrados en diferentes lugares de Phangan, incluido el mar.

La sentencia ya está redactada y ha sido enviada para su ratificación a la oficina del juez decano de Surat Thani. El código penal tailandés contempla desde los 15 años de cárcel hasta la pena de muerte en casos de asesinato, aunque este último castigo rara vez se aplica en Tailandia. Sancho también está acusado de descuartizar el cuerpo de Arrieta y hacer desaparecer su pasaporte, delitos que podrían conllevar penas de entre uno y seis años de prisión respectivamente. La sala del tribunal durante la lectura de la sentencia el próximo jueves será de acceso restringido.

Se espera que los padres de Sancho estén presentes en la sala, así como los abogados tailandeses de la defensa y los representantes de la familia de la víctima. En cambio, la familia de Arrieta no planea asistir a la lectura de la sentencia y no ha hecho declaraciones sobre cómo enfrentan el fallo. Sancho ha mencionado que el trámite que está llevando a cabo la instancia superior tailandesa le da tranquilidad y confianza en el proceso, ya que es habitual en casos graves en Tailandia que puedan implicar penas altas.

A pesar de la incertidumbre que rodea a la sentencia, Sancho se muestra preparado para afrontar lo que venga, destacando que hasta el juicio era un hombre con una misión y que se había preparado activamente para el proceso legal, incluso participando activamente en él al poder hacer preguntas a los testigos. La espera para conocer la sentencia ha sido larga y llena de expectativas para Sancho, quien sigue manteniendo su rutina diaria de ejercicio y lectura mientras aguarda la resolución final de su caso en la justicia tailandesa.

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